28.2.07

Otro meme que me encarga Dulcinea


Si le quito este verso del cuarteto
y mando a Dulcinea este segundo
para lo que me encanta de mi mundo
dejo no más diez versos del soneto:

Me encanta meditar en paz y quieto,
me encanta el sexo fiero e inverecundo,
me encanta el silencio más profundo,
me encanta cumplir lo que prometo.

Me encanta sonreír a quien me mira,
me encanta cualquier música contigo,
me encantan los poemas más sentidos.

Me encanta que alguien diga que me admira,
me encanta que me tengan por amigo
y me encantan los roces consentidos.

26.2.07

Libertad

El aire a que me aferro tercamente
no tiene dueño aún y me lo apropio.
La línea azul del viento y los tejados
es libre todavía y la comparto.
A veces cae el agua desde el cielo
y nadie pide cuentas por mojarse.
La luz que invade el día entre las grietas
tiende sus alas libres en mis manos
y yo la tomo como mía al alba.
Amo en silencio siempre tantas cosas...

Nadie me pide cuentas por hacerlo.
De aire, horizonte, agua, luz y amor
hice mi libertad.

Y ya soy libre.

23.2.07

Los memes atacan de nuevo

Me pasa Dulcinea un meme que me pilla a caballo entre La Eneida de Virgilio y la Divina Commedia de Dante.

Los dos suenan algo raro fuera de contexto, pero os transcribo lo que iba leyendo de Dante y os lo traduzco:

Per correr miglior acque alza le vele
omai la navicella del mio ingegno,
che lascia dietro a sé mar sì crudele;

e canterò di quel secondo regno
dove l'umano spirito si purga
e di salire al ciel diventa degno.

Ma qui la morta poesì resurga,
o sante Muse, poi che vostro sono;
e qui Caliopè alquanto surga,

A más tranquilas aguas larga velas
la navecilla ahora de mi ingenio
que dejó tras de sí mar tan cruel

y cantaré aquel segundo reino
donde el humano espíritu se purga
y de subir al cielo se hace digno.

Más resurja aquí la muerta poesía,
oh musas santas, pues vuestro soy
y aquí Calíope se alce un tanto…


Paso a la página 123, canto XX del Purgatorio:

O ciel, nel cui girar par che si creda
le condizion di qua giù trasmutarsi,
quando verrà per cui questa disceda?


¡Oh, cielo. en cuyo giro parece que se crea
mudar las circunstancias de aquí abajo,
¿Cuándo vendrá por quien ésta se marche?

La verdad es que leo a Dante y a Virgilio como quien escucha música más que como quien recoge ideas profundísimas.

Por no dejaros con este rollazo sólo, os transcribo un texto diferente que comenté a María Manuela con ocasión de este mismo meme que ella me pasó el 11 de diciembre pasado:

Estaba leyendo hace un instante la página 61 de "Amor en vilo", de Pere Gimferrer:

"Yo vi cómo la Venus de los Médicis pudo
procurarse el relámpago del placer en el cepo
de la mano tribádica en el pubis de Alepo:
el vaivén sobre el clítoris fue un llamear sañudo..."

Así que pasé a la página 123 y leo en su 5ª línea:


"...tu cabellera es el requiebro
de las cavernas del amor:
la ceremonia en que celebro
tu cuerpo, espada de Almanzor;...".

Y también, como entonces, digo lo mismo:

No citaré a nadie por no comprometer. Si a alguien le apetece...


21.2.07

Te espero


Hecho cuenco mi amor para tu agua
te espero. Solo, en los silencios blancos
que me mecen al alba
te espero. Y no hace falta ni que vengas
porque te traen a mí cada reflejo
con que el sol hiende el agua en la distancia
de la noche. ¿No sabes que a la escarcha
matutina le faltan ya tus huellas
cuando apenas el suelo está cubierto?
Y la inmensa ternura de tu sueño,
tan cercano y lejano,
levanta el velo de mis ojos grises
y eriza el sentimiento adormecido.
Te espero y es la espera lo que amo.
Tengo hecha la piel para los sueños
y pesa demasiado la palabra
para extenderla como el viento
ante tus ojos. Cuando venga el día
esperaré la noche
para esperar al alba
la flor de tu llegada.


19.2.07

Con el puño (izquierdo) alzado

De mis años aciagos de paso por la Facultad de Económicas conservo algunas heridas gloriosas y numerosas cicatrices metafóricas: Un suspenso inesperado de Fraga Iribarne en Derecho Político, un sobresaliente en Análisis Matemático a los tres meses de haber sacado un cero en la misma asignatura, los encendidos discursos del compañero Berzosa (Hoy Rector de la Universidad Complutense), el verbo cálido y comprometido de J.L. Sampedro, la piedad del catedrático que accedió a subirme unas décimas la nota para que aprobara mi última asignatura cuando le dije que yo ya era profesor en un Colegio y que sólo necesitaba la licenciatura en Económicas para tener el título…

Pero lo que recuerdo como una nota surrealista de aquellos terribles años era la figura tenaz del “Cachas”, un alumno con piernas deformadas por la poliomielitis que se movía con sorprendente agilidad ayudado de unas muletas poderosamente impulsadas por un torso y unos brazos dignos de Schwarzenegger. Las doce de la mañana eran entonces el toque a rebato para la batalla provocando con gritos antifranquistas a la policía que solía tener tomada la Facultad más roja de todo el entorno universitario, aunque peores podían ser los grupos terribles parapoliciales de la Facultad de Derecho, “Defensa Universitaria” y “Guerrilleros de Cristo Rey”. Cuando todos corríamos a refugiarnos donde podíamos, el “Cachas” se metía siempre bajo una escalera del primer piso y gritaba estentóreamente: "¡Sabotaje, sabotaje!” hasta que le obligaban a callarse sin golpearle por su evidente minusvalía. Nunca supe qué quería decir con eso, pero su voz potente sonaba de fondo como grito acogedor de una protesta justa.

Los años pasaron como masaje de lija sobre el cuerpo y el alma de nuestras mentes jóvenes y justamente rebeldes dejando un poso de cansancio vencido pero nunca convencido. Nos cambiaron la Facultad mandándonos a unos pabellones prefabricados en tiempo record donde cada curso estaba separado de los otros y de los lugares comunes y ya no había posibilidad de agruparse. A mí, incluso, una pareja de “grises” me conminó una vez a “disolverme” cuando me sorprendieron solo fuera de las aulas durante tiempo de clase.

Acogimos con júbilo el fin de la Dictadura y el lento declive del franquismo. Pero mentiría si dijera que la democracia trajo toda la justicia que buscábamos y a veces me parece percibir que sólo ha cambiado el modo de lograr que unos pocos decidan sobre muchos o que sigan imponiéndose como valores inmutables lo que son nada más los valores egoístas de unos privilegiados.

Conservo muchas lealtades a aquella rebeldía de juventud porque en el fondo –al menos en mi caso- se trataba de buscar la exacta convivencia que menos marginados provocara.

Por eso aún, sobre el cansancio de los años, me duele que ninguna encuesta señale, junto con el bombo y platillo de lo hecho, el número de personas que quedan esperando y el tiempo que falta para lograrlo a este ritmo.

Y es que en el fondo me temo que, sin intención de atender a los últimos de la cola, la política juegue al juego de su olvido.

16.2.07

Metaciberblogología

Un año exactamente hoy del primer escrito mío en este mundo bloguero. Caído, como ya he dicho, por extrañas secuencias de azares en las redes de páginas sugerentes, espléndidas, sinceras, dolidas, curiosas, humorísticas, marginales, didácticas, críticas... dedico, como todos vosotros, parte de mi tiempo a leer, escribir y, con frecuencia, a preguntarme qué es lo que mueve los hilos de este pequeño y gran mundo.

Como todos vosotros leo, perdido por enlaces de los que uno a veces ya no sabe volver, páginas anónimas que me emocionan, intrigan, sorprenden, indignan, provocan y siempre me hacen pensar.

Como casi todos vosotros he lanzado señales de acercamiento, guiños, gestos de aliento, peticiones, alabanzas, huellas sencillas de presencia... de las que a veces ha brotado el gesto de un enlace como signo de amistad, de aceptación de enfoque de la realidad o de agradecimiento por palabras dichas.

En estos doce meses las palabras leídas a veces se han rendido a la cruda realidad de la vida implacable en que el esfuerzo, la falta de tiempo, el cansancio, la tristeza, el desaliento o, sencillamente, el plazo concedido han superado los motivos por los que se escribía.

Mantengo, como es fácilmente comprobable, 60 enlaces, de los cuales 9 se han despedido ya y otros tantos escriben sólo muy de tarde en tarde.

Además, tengo una lista de 70 favoritos por los que paso sin comentar siempre que el tiempo disponible me lo permite.

Seré totalmente sincero si os digo que hay veces en que no se sabe dónde queda la línea entre el placer y el agobio y uno tiene que poner ciertos límites para no verse desbordado. Para mí está claro que, puesto que vine más por mirar que por decir mis límites son los siguientes:

Nunca una lectura pendiente impedirá que me detenga todo lo que me apetezca en otra que me impresione. Es muy frecuente que algunos escritos (o imágenes o músicas) me lleguen muy dentro y me diga entonces que esa sensación hay que apurarla todo lo posible con el sencillo gesto de dejar el reloj y aplazar todo lo demás. Discúlpeseme entonces queden algunos sin comentario.

A pesar de que supero amplísimamente en edad –que no en experiencia- a la casi total mayoría de mis enlaces jamás dejaré de venir a aprender de tantos puntos de vista como se me ofrecen.

No comentaré por cumplir sino tras haber dejado claro todo lo posible que he buceado en lo que entiendo que ha sido cuidadosamente escrito.

Me tomaré esto como una clara señal de comunicación desde el lado de mi personalidad que la vida diaria necesita para ser más plena.

Baste con esto para expresar, por si no quedara claro tras haberme sólo referido a tres enlaces en mi breve serie de recuerdos hace un año, mi reconocimiento a quienes no he mencionado expresamente pero a los que procuro demostrar con mis comentarios día a día mi agradecimiento a sus letras y mi propósito de seguir siendo su adicto lector.

Muchas cosas más se me ocurren.

Pero de ellas confío que hablarán más las obras que las palabras.

Seguiremos.

14.2.07

Escribiéndoos

Era entonces un rito el escribir
cuando había que preparar tintero,
papel y pluma y tinta y un secante
y el sobre en que cerrar palabras como labios,
como ojos que se pegan con la lengua
y se lacran tras besos y miradas
mandados al azar de los viajes.

Por eso a veces cumplo el rito ocioso
de afilar un lápiz, borrar con goma,
preparar la cuartilla
sobre el tiempo sin límites en que se quiere a otro.

Pero, más a menudo, lo imagino
así ante el monitor y mi teclado
y me demoro en la palabra exacta
que llega hasta la yema de mis dedos
acariciando teclas como quien roza párpados
o toca labios donde dejar los versos.
Y luego lo releo con cariño
antes de demorarme con largueza
en el gesto supremo de pulsar
la tecla con que envío
el tiempo dedicado a quien se ama,
la altiva desmesura del susurro
que hiciera palpitar un corazón
con el mismo latido en que se hizo.

12.2.07

Hace un año (3)

De entre los enlaces ávidamente recorridos de Athena-Alicia –tan tristemente ausente ya- caí en una página sorprendentemente original y deslumbradora. Tras el nombre de Ciudad de sol se escondía –y nunca mejor dicho- la deslumbradora, curiosa, alada y profunda personalidad de Uno que mira, invisible sin seleccionar bajo un blanco sobre blanco

Inútil sería intentar recoger frases antológicas de sus escritos que me impresionaron porque esto se haría interminable. Me quedé con lo que él mismo resumía en el primer aniversario de su blog: “Un año de mirar por todas las esquinas, un año de darme sin un ápice de trampa. Un año siendo humano. Demasiado humano. Un año de encontrarme y de desencontrarme”

O el 19-1-2006: “Yo no quiero escribir sobre vivir un sueño. Quiero vivir un sueño sobre el que escribir.”…

Había varios escondrijos donde perderse -aparte de los increíbles dieciséis enlaces que espié a escondidas hasta las más recónditas tangentes a sus puntos suspensivos. En uno de ellos, bajo el título Si tu signo es jugar (hoy Pablo no es chileno) se proponía escribir un Libro de las respuestas al Libro de las Preguntas de Pablo Neruda. Nadie había pasado del punto octavo y me picó la curiosidad de ver si sería capaz de intentarlo concisamente conservando los eneasílabos de Neruda. Empecé a hacerlo sin pausa en borrador. Pero, una vez completados hasta el 74, me quedé con la tentación de publicarlo allí. Difícil reto para un principiante que, por exigencias de anonimato, tiene que resolverlo todo por sí mismo.

No vi entonces más solución que intentar abrir un blog sólo para poder hacerlo. Me puse a ello con el propósito de no escribir más que lo que tenía preparado…

Pero no supe hacerlo más que con un nombre (Blogger me rechazó, Nemo, Oudeís, Udeís, Tohuwabohu y Hybris) así que me quedé con el incorrecto Ybris que quería representar la altanería del hombre ante el destino impuesto por los dioses. El título se quedó en Vacío como justificación de un recinto que no tenía ningún contenido porque no pensaba escribir en él, fundamentalmente por la convicción de que habría de perder la intimidad y espontaneidad de lo que siempre había escrito sólo para mí. El enlace sería nomequedo como señal inequívoca de mis intenciones y mis únicas palabras “Pero no puedo quedarme”.

Pero no salió como pensaba. Publiqué mis comentarios a Neruda allí a partir del IX, Uno que mira lo detectó y me dedicó un comentario que me dejó pensando y me provocó una segunda entrada

Hasta hoy.

Contento de haberme quedado por el impagable regalo de cuantos me honráis con vuestra lectura y me enriquecéis con vuestra palabra, dejo aquí mi agradecimiento a Uno que mira.

9.2.07

Efímero pero eterno

Acabádmelo, matádmelo.
Que no se me quede eterno.
Poned un plazo a sus pasos.
Sea efímero el recuerdo,
el amor o la esperanza...
Decidme: "Ya hay poco tiempo.
Sólo un día, un minuto,
un latido, un momento",
y me aferraré con ansia
a los ardores de un beso,
a un rayo en la lejanía
al parpadeo de un sueño,
al brillo de una mirada
o al pulso de mi silencio.
"Ya no hay tiempo" ‑me dirán.
Luego creerán que me apeno,
pero no, bajo las lágrimas
será mi tesoro eterno.


7.2.07

De las formas infinitas de la tristeza.

Libertad me pedía reflexionar sobre la diferencia entre nostalgia y melancolía .

De las definiciones del DRAE:

[nostalgia.

(Del gr. νστος, regreso, y -αλγα, dolor).

1. f. Pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos.

2. f. Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida.

melancolía.

(Del lat. melancholĭa, y este del gr. μελαγχολα, bilis negra).

1. f. Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversión en nada.

2. f. Med. Monomanía en que dominan las afecciones morales tristes.

3. f. ant. Bilis negra o atrabilis.]

siempre había sentido la diferencia de las dos primeras acepciones: la tristeza de ausencia de la primera contra la tristeza enfermiza de la segunda.

Pero me acordé de que ya había pasado por esta reflexión cuando, hace ya algunos años meditaba diariamente sobre palabras.

Al volver sobre aquellas reflexiones no estoy muy seguro de si podría evocar las sensaciones que entonces me invadían, pero, a modo de respuesta, os las transcribo, aún a sabiendas de que nunca me imaginé que iba alguna vez a enseñárselas a nadie:

Nostalgia

No sé si es cierto que tengamos casa
en un lugar real o imaginado,
pero soñamos siempre
-porque siempre la vida arrastra lejos
los pasos que no saben hallar patria-
en un tibio lugar que nos acoja
con el abrazo ardiente de aquel que nos espera.
Y es que quizás hayamos colocado
en un lugar del tiempo o del espacio
una Ítaca fiel y una Penélope
a que volver tras una injusta Troya.
Sanos y salvos regresar a casa.
Ese es el deseo que nos mueve siempre
y ese el dolor inevitable
por no llegar jamás
a ese puerto de paz en que soñamos.
Duele tanto estar lejos
como no hallar morada a que volver.

(28-3-2000)

Melancolía

Hemos perdido ya -y es justo que así sea-
la fe en esos humores
que han dejado de ser los misteriosos
testigos o causantes
de la tristeza que horada nuestra vida.
El color de la bilis
es nada más el cuerpo que sufrimos,
lejana historia que nos ha dejado
una palabra llena de dolor
como lo es muchas veces la negrura.
Mas la tristeza no nos ha dejado.
Y el peso de la tarde,
el sabor de las cosas que se acaban,
el recuerdo nostálgico de otros tiempos pasados
nos deja todo un suave sedimento,
un recuerdo incesante
de que en la vida somos nada más
extranjeros sin patria a la que ir.
Caminamos así en melancolía:
eternos vigilantes de horizontes
siempre lejanos, negros espejismos,
heridos de deseos que nunca colmaremos.

(2-3-2000)

5.2.07

El destierro del nómada

Al hilo de mi última entrada quedaba pensando si una emoción puede transmitirse.

No creo que uno haya de escribir siempre emocionado, sobre todo cuando se hace a diario como terapia contra el corazón reseco y la vida rutinaria.

Sin embargo hoy sí escribía emocionado a partir de un sentimiento que invade a menudo a los apátridas inquietos:

Hay veces en que uno se siente desterrado en tiempos y lugares a los que nunca se ha acostumbrado, quizás por esa insana manía de imaginarse lejos.

Trato entonces de explicarme:

Leía el capítulo tercero de las “Tristes” de Ovidio con su impresionante comienzo
(disculpad mis traducciones, que siempre se me quedan a medias de la implacable densidad y belleza del latín):

Cum subit illius tristissima noctis imago,
quae mihi supremum tempus in urbe fuit,
cum repeto noctem, qua tot mihi cara reliqui,
labitur ex oculis nunc quoque gutta meis.

(Cuando a veces me asalta la tristísima imagen de esa noche
en que se me acababa el plazo para partir de Roma,
cuando evoco la noche en que hube de dejar todo lo amado
aún, tras tanto tiempo, una lágrima cae desde mis ojos)

Tres evocaciones entonces me impresionan:

El nombre de un desterrado escrito en un “ostrakon”, quizás una concha, cuya firma obliga al ostracismo, al destierro.

El pago a Caronte de una moneda para cruzar la laguna Estigia

La esposa de Ovidio suplicando desterrarse con su esposo:

tum vero coniunx umeris abeuntis inhaerens
miscuit haec lacrimis tristia verba suis:
«non potes avelli: simul ah! simul ibimus», inquit,
«te sequar et coniunx exulis exul ero.
et mihi facta via est, et me capit ultima tellus:
accedam profugae sarcina parva rati.
te iubet e patria discedere Caesaris ira,
me pietas: pietas haec mihi Caesar erit.»

(Colgada al irme de mis brazos ella
mezcló palabras a llanto de tristeza:
“No me dejes, nos iremos juntos,
desterrada mujer de un desterrado.
Tu senda es mía, tu final el mío.
Leve carga seré para tu nave.
La ira a ti del César te destierra;
el amor para mí será mi César”)

y me aplico entonces estos versos que ahora os dejo:


Profugae sarcina parva rati

Poco peso seré para la nave
que surca los caminos del destierro.
Tan sólo le pedí a la vida
este rincón desde el que escribo.
La vida, generosa, me lo ha dado,
pero tengo nostalgia muchas veces
de lo que veo ante mis ojos ir
y no comprendo.
Y es que he vendido el alma.
La vida me entregó mi soledad
escrita en una concha.
La firmé sin dudarlo y ahora he visto
que he aceptado mi destierro con mi firma.
Es su precio, como también mi paga.
Que todos los refugios
le deben a la vida la moneda
del paso de la voz hasta el silencio.

2.2.07

Leyendo


Te encuentras al leer con la belleza.
Y después de leer te quedas quieto
pensando en el porqué de donde brota
esa belleza única que admiras.
La mayoría de las veces sabes
que nunca llegarás a esa otra parte
-hablo de la emoción-
en que dicha belleza se gestó.
Las pocas veces que llegaste a ella
has notado la enorme diferencia
entre una belleza y otra:
esa densa humedad del corazón
que dejó al escribir el que escribía
y ese deje lejano en que se pierden
los ojos con que ahora vas leyéndolo.