No sé si lo recuerdo bien o a los ojos de mi memoria les ha llegado el vaho del frío otoñal que difumina de nostalgias el pasado.
Era enero de 1965 y, mientras estudiaba, no sé si la Estructura Económica de J.L.Sampedro o el árido tomazo de Estadística Matemática de Vegas, un amigo que trabajaba en un colegio y sabía de mi afición a la lengua de Homero me dijo: “¿Te atreverías a dar la clase de griego a los de quinto de letras? El profesor que daba esa clase ha tenido que dejarlo después del primer trimestre.”
Dudé por un momento. No se trataba de capacidad para hacerlo sino de la entrada en el mundo desconocido de la enseñanza por el que más sentía miedo que atracción. Pero dije que sí y emprendí con ello un camino sin retorno que me llevaría hasta hoy , cuando, cuarenta y tres años más tarde, dudo de si soy el mismo de entonces, o si hice lo correcto, pero sí estoy seguro de que entré en el ámbito en que habría de vivir prácticamente toda una vida plagada de experiencias, de logros y de fracasos. Quizás como habría sucedido con cualquier otro camino que hubiese emprendido en la vida pero con la peculiaridad de haberme encontrado con miles de personas a las que intenté dejar lo mejor de mí mismo y de mi visión de la vida.
Cuando se llega al cumpleaños que marca la jubilación y, con ella, el fin de esa etapa no es extraño que se enfrente uno a sentimientos encontrados de nostalgia o de alegría. Me fijaré hoy más en estos últimos y me dedicaré como reflexión estos versos:
Llegar es sólo un modo de decir
que estás en otro punto de partida:
la vida no es victoria conseguida
sino el plazo de un tiempo por vivir.
Alcanzar otra etapa es conseguir
que la altura allegada de la vida
recubra con su olvido la ancha herida
de las horas de lucha y de sufrir.
Muchas fueron las olas en la arena
de la playa que hiciste grano a grano.
Te queda ya el impulso de tu mano
ganado en la alegría y en la pena.
El tiempo tuyo ahora es la victoria
de las horas de luz en tu memoria.
Con un recuerdo cariñoso a cuantos me han acompañado, unos de modo real todo el tiempo y otros virtualmente aquí durante más de dos años, hoy estas líneas agradecidas.