Un día para recordar
Cuando el año es recuerdo de una noche
que apaga los caminos
de los amaneceres,
ved los ojos amigos
que os guardan en todas las alboradas
las gotas de rocío
y el claro resplandor
que las convierte en perlas con su brillo. (31-12-1992)
Las cosas, las personas de cerca son imperfectas. Si lloramos por ello quizás nos olvidemos de que nosotros también lo somos y de que la belleza que habíamos percibido no era falsa, sino incompleta. Como nosotros. (31-12-1993)
Durante 365 días la mañana inexorable casi la noche vencida ha sido testigo de mi mirada seca, cansada o esperanzada, siempre tozuda. Ahí queda sin destino aparente como la huella duradera de un paso efímero por el borde de los días. (31-12-1994)
Poemas de ilusiones y constancia,
de miradas tempranas y de empeños.
Si hubiera en ellos algo de importancia
sería acaso el alma de sus dueños. (31-12-1995)
Sabor amargo:
sino crepuscular de todos los finales.
Compañero animal que hizo nuestros sus jadeos
no ha de seguir ahora con nosotros
más allá de la línea que el tiempo nos ha impuesto. (31-12-1996)
Cuando al rubio arrebol el día muera,
las doce campanadas de la historia
habrán dejado un surco más
en mi espalda doblada y en mis pies marchitos.
Nada se acaba, sólo sigue
con otros personajes, (31-12-1997)
Puede que el tiempo me haya sido hostil,
pero nadie jamás podrá acusarme
de no haberle mirado frente a frente
con los ojos altivos. (31-12-1998)
Fue una suerte que prevaleciera
este sistema de contar sumando
que hoy utilizamos,
porque así hay un abismo
desde mil novecientos
noventa y nueve hasta el dos mil,
sin cifra alguna igual,
con la inmensa sorpresa de pasar
desde un uno y tres nueves hasta un dos y tres ceros. (31-12-1999)
Todo converge en esta fecha última
para hacernos pensar en nuestro propio fin,
porque siendo nosotros limitados
hemos querido limitar el tiempo
como si fuera él y no nosotros
el que llega al final de sus etapas. (31-12-2000)
Ahora todos son –me refiero a los días-
como ruinas cubiertas por la arena
que ofrecen al recuerdo
apenas un tumor imperceptible
donde yacen más búsquedas que hallazgos. (31-12-2001)
Marchaos, dioses, con vuestra altura inútil
y dejadme mi tierra con mi cielo:
mi casa con ventanas
para contar estrellas. (31-12-2002)
He terminado ya de hacer preguntas
al tiempo que me trajo las palabras
sobre las que hasta hoy pensé. Ahora
pensemos un instante tiempo y yo
en lo que hemos traído el uno al otro. (31-12-2003)
Más eres tú quien pasa que no el tiempo,
entelequia que ignora con desprecio olímpico
cuánto tenemos que morir
para seguir viviendo. (31-12-2004)
Recuerdos que no tienen corazón.
Los deseas, los temes,
los evitas o en ellos te refugias. (31-12-2005)
El tiempo que pasó no me ha llevado.
Aún estoy aquí llevándole yo a él
con una silenciosa tozudez
y con la terca determinación
de ir yo por delante. (31-12-2006)
Nadie siga mis pasos
si antes no ha aprendido
a amanecer también al mismo tiempo
que aquellos que le quieren escuchar
los susurros inquietos de su aurora. (31-12-07)
Nadie ha puesto final tras este punto
ni tampoco diré punto y aparte.
Sólo añado dos puntos tras de él
para dejarlo en puntos suspensivos.
Pendiente así el futuro
parece haber más sitio a la sorpresa
sin la cual nunca existe la esperanza. (31-12-08)
Todo lo anterior es ya pasado. Sea hoy el presente de un abrazo a cuantos se asomen a estas páginas.
Quedamos para el año que viene.