31.10.10

All Hallow's Eve


Acaba un mes y ya acecha el siguiente
con repiques de gloria y de difuntos;
con miedo en una víspera de brujas
y gozo en otro día de triunfos.
No sé si es peor
el miedo a lo desconocido
o a lo conocido.
A aquél porque ignoramos
nuestra capacidad de sufrimiento,
o a éste porque ya la conocemos.
Por eso me confirmo en la certeza
de la experiencia o de la inexperiencia
de todos los amores y alegrías:
con ella es el pasado un gran consuelo
y el futuro desborda de esperanza

29.10.10

Año más, año menos

Seguramente un día señalado para cambiar de número de años puede enfocarse en serio -ciertas edades así lo requieren- o en broma.
Cuando uno es ya más propenso a mirar hacia atrás que hacia delante por aquello de la mayor anchura del panorama primero que del segundo, no parece demasiado aconsejable hacerlo con excesiva seriedad sino mirando más los momentos que nos hicieron sonreír que los que nos hicieron llorar.
Y de aquellos, más los sencillos que los complicados. Permítaseme pues rememorar paradigmáticamente en esta entrada conmemorativa mi agradecimiento a los tres que en la década de los años cincuenta del pasado siglo me enseñaron:
a) A utilizar el papel higiénico doblándolo cuidadosamente hasta agotar toda la superficie disponible (tiempos hubo en que había que usar cantos rodados -en medios rurales, claro- y el papel era un lujo de sibaritas).
b) A hacer el mejor y más sencillo nudo, de doble lazada simultánea, para los cordones de los zapatos o botas que viene siendo mi mejor seguro de estabilidad a lo largo de más de medio siglo.
c) A secar los calcetines enrollándolos con una toallla y girando a tope.

Claro que lo anterior no quita que lance una amable y sobria invitación virtual a cuantos quieran pasarse por aquí a celebrar el cambio de número.
Usaré a Beethoven componiendo sobre "Malbrough s'en va-t-en guerre" o "Mambrú se fue a la guerra" y a Mozart (imitación) sobre "Happy birthday to you" o "Cumpleaños feliz" para felicitarme hasta la próxima.




12.10.10

Paso otra vez

Cuando mi contador de otoños anda cerca de marcar otro número, diversas circunstancias hacen aconsejable que deje aquí tres huellas de mi no ausencia:

a) Un enorme agradecimiento a los muchos que he leído y que me han inspirado para seguir escribiendo en silencio. A algunos les he comentado y a otros no. A estos últimos les dejo aquí una mención especial.

b) Gracias al, por mi parte inmerecido, interés de Arca, ha aparecido en la revista en Red e impresa, The Lunes, un relato mío, que algunos ya conocen de estas páginas, con el título El soñador. Lejos de mí (no me gusta promocionarme, y menos con relatos largos a los que sólo se puede votar tras registrarse) el pedir lectores, pero me siento obligado a mencionar en justicia esta revista porque me consta el esfuerzo y la dedicación con que ha llegado por fin a hacerse realidad.

y c) El día 18 de setiembre nos juntamos en Alcalá de Henares un nutrido grupo de participantes en el III Encuentro de poesía en red bajo la impecable organización de Jesús Arroyo y Enrique Sabaté. Tuve breve ocasión de volver a ver a algunos conocidos, de conocer a otros muchos nuevos y de echar de menos a cinco que no pudieron asistir. El más breve de los poemas que leí fue éste:

El mar se esconde en huecos de silencio.
Sólo la caracola los conoce.
Llevo toda mi vida buscando caracolas:
Las ganas de escuchar nunca las pierdo.

Y el más breve de los que no leí y debiera haber leído en reconocimiento y cariño a quien tan bien me acompañó entonces y tan bien me acompaña siempre es éste:

Hilaría poemas en tu cuerpo
golpe a golpe de sílabas y versos
tejidos como urdimbre de unos sueños:
los tuyos enlazados a los míos.


Seguid bien. Seguiré leyéndoos.