A oscuras (casi) y en precario
en esta alba terrible que usa el viento
para jugar conmigo a cucu tras.
No necesito internet para mirarme
desde esta soledad que me confina
los fines de semana
y uso su ausencia para ver que soy
el mismo que sabía.
Pero esa sensación de verme abandonado
de la ceguera a la mudez inerme
si la electricidad me abofetea
me hace sentirme estúpido a merced
de los iones de litio traicioneros.
Porque uno sabe de su estupidez,
pero no la percibe hasta que no se mira
en la palabra ausente y vive de recuerdos
o impresiones pasadas.
Como mirar estrellas y pensar
que la luz que temblando ahora me llega
me habla solo de mundos que pasaron
a años luz del deseo que formulo.
Esta claro con esto que no me gusto nada,
pero eso de que nadie pueda contradecirme
-lo que estoy en el fondo deseando-
es algo parecido a dejar de sacar pecho
cuando sabes que nadie te va a ver
y descubres de pronto lo que eres
cuando el desodorante te ha dejado.
Y acabo porque el guiño del portátil
me avisa del ridículo que haré
si no guardo los cambios
con que voy poco a poco maquillándome.
7 Comments:
es bonito, el escrito, aunque lo contado sea triste y duro.
¿Si se embellece así, cambia?
La tristeza embellecida lo es menos.
Sobre todo si se comparte.
Algún día volverás a sentirte con otros ojos.
Eso me digo, estúpida esperanza de los perdidos...
Está claro que no te gustas nada.
Y es una pena, porque si te quitaras las luciérnagas del pelo, si te sacudieras el polvo que se te ha quedado pegado en los párpados mientras caminabas arrastrando los pies, si sonrieras, tal vez eras tú el que empezabas a contradecirte.
Que el mundo siempre fue una pura intermitencia. Y no es contar la vida lo que merece la pena, sino vivirla. Que si se te acaba la luz tienes la sangre para escribir en las paredes (o los bolígrafos para escribir en los papeles).
Pero bah, todo esto tú ya lo sabías.
Así que supongo que por alguna ominosa razón has dedicidido no gustarte. Y es una pena.
Como siempre, Uno que mira, tienes razón. A veces pesa uno un poco más de lo previsto y sabe que hay lastre de luciérnagas y polvo que desechar, pero para no gustarse hay razones ominosas... y muy dulces.
Son las mismas de quien se hace el dormido para que una mano deseada le toque y le despierte. Los que sabemos de deseo sabemos mucho también de disimulo.
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jajajaja....
mejor no te imagino perfilado..por si acaso.
Precario...pero no pordiosero...nunca has necesitado una corriente alterna para vestirte de palabras.
Olimpia.
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