9.5.07

Los primeros (sorprendentes) recuerdos

Resulta extraño que en la vida que nos ha tocado vivir, tan avara de tiempo, hayamos almacenado recuerdos a todas luces intrascendentes mientras que otros, quizás de incomparablemente más hondo calado, se nos han perdido para siempre por las junturas de lo cotidiano.

De vez en cuando reciclo, amasándolos en el silencio por que no se olviden, mis cuatro recuerdos más antiguos que un inexplicable azar ha querido que no se me perdieran:

Una pared desconchada con forma de vaca vista desde la misma cuna que provocó ese desconchón y en la que a duras penas me sostenía de pie.

Mi paso tembloroso y aterrado a los cuatro años (menos 29 días aún) a la escuela infantil del Colegio de monjas en donde me estrené como alumno.

Las piernas adorables de una niña que entreví en ese mismo Colegio y con esa misma edad mientras subíamos por la escalera en fila hasta la el aula.

El detestable puré de verduras que tuve que ingerir el día de retiro que sufrí a los cinco años como preparación para mi primera comunión.

Por supuesto que otros recuerdos cercanos a muertes, despedidas o eventos gloriosos siguen perdurando, pero con respecto a ellos nada hay de sorprendente por el propio peso de su propia esencia.

Nunca he podido dejar de pensar en lo que me decía un amigo al que se le diagnosticó un cáncer incurable con un pronóstico de vida menor de un año cuando ya le quedaba poco para una muerte inminente: “Cuando me lo dijo el médico me quedé pensando en mi mala suerte mientras se me quedó grabado como a fuego el pomo de la puerta a que miraba”.

Quizás, como al ciudadano Kane, el resumen de nuestra vida no sea un cúmulo de glorias o desgracias sino el recuerdo de un sencillo Rosebud, ese juguete que cifró nuestra más nostálgica infancia.

No puedo evitar pensar en estas cosas cuando en el silencio de este tiempo de calidad que me permito al alba me descubro extasiado ante una sombra indescriptible en la pared de enfrente agrandada por la discreta penumbra de la íntima luz con que me observo.

Los ojos que adoramos dan por supuesta la grandeza de su mirada lo mismo que el esplendor de la hierba que contemplamos. Lo sorprendente es conservar también de ellos la pestaña enredada o el andar trabajoso de la hormiga.

21 Comments:

Blogger Chalá perdía said...

Buenos días!!!
Y no sé que decirte, porque me has hecho perderme en mis recuerdos tontos y listos de esos años que fueron tan breves porque no quedo apenas registro.

Besos.

9/5/07 7:00 a. m.  
Blogger Fernando said...

tengo que estar de acuerdo contigo...tengo infinitos recuerdos de anecdotas silenciosas o de cosas que las rodean a lo largo de mi vida...un abrazo.

9/5/07 7:48 a. m.  
Blogger Caminante said...

Adorable es el relato, que tú haces, de las cosas más diminutas de cualquier vida.
Un beso con abrazo. PAQUITA

9/5/07 8:57 a. m.  
Blogger Joan Torres said...

En mi caso los recuerdos los clasifico por olores, (qué traidores pueden ser los aromas...)

Y así, el de la leche hervida con descuido, al pegarse sobre una cocina de esmalte y casi socarrarse, me llevan a una casa de pueblo en la que con torpeza, intentaba asegurar mi paso.


O el olor a sangre. Ese olor como a hierro con el que embadurné algunas caídas en bicicleta.

Y claro, por encima de todos el de la mierda de vaca, ese olor profundo y casi virgen que me acompañó en mis primeros escarceos con la hija del granjero.

9/5/07 9:35 a. m.  
Blogger Lunarroja said...

Recordar es volver a vivir, ¿no?

Y hoy Ybris, estás permitiendo que cada uno de nosotros vuelva a su infancia a través de nuestros recuerdos.

Efectivamente, hay cosas que no se olvidan.

9/5/07 2:13 p. m.  
Blogger Leuma said...

Es curiosa la selectividad de la memoria, quizá conserva en relación a redes asociativas que desconocemos. Son muy tiernos tus primeros recuerdos, y el del pomo de la puerta de tu amigo me parece increíble.
Un beso, en recuerdo de mi paso.

9/5/07 3:12 p. m.  
Blogger Simplemente Olimpia. said...

Sin cansancio vas y vuelves de tu "ayer" al "hoy". Y sigues luchando por retenerlos a ambos.
Dichoso tu poder, que con/sin fatiga aún sigue fulgiendo en tu madrugada.

MI beso, envidioso del alba.

Olimpia.

9/5/07 4:21 p. m.  
Blogger Dulcinea said...

...ese tiempo de calidad del que hablas te lleva a muchos sitios...¿con cinco años te preparabas para la comunión? qué manera de ganar adeptos¡¡

9/5/07 5:08 p. m.  
Blogger Carz said...

Yo recuerdo unas cuantas situaciones de cuando no tenía aún tres años (faltaba un mes, lo sé porque fue cuando nació mi hermana pequeña).

Es la única de los hermanos que no nació en casa: eran tiempos modernos y se empezaba a nacer en el hospital.
Una de las noches en las que mi madre no estaba en casa, mi padre y yo veíamos la tele en blanco y negro.

Mi padre me dijo, "venga, a dormir" y yo me levanté del sofá cuando me dio una palmada en el trasero.
Debía estar "endormiscado" porque me abalancé sobre él, que aún estaba sentado, le agarré del cuello y le espeté "porque si tu me pegas eres tan malo como yo".
Mi padre aún sonríe cuándo lo recuerda...

Por otra parte, no creo que sea trabajoso el caminar de la hormiga, creo que es un ejemplo de que nuestra visión apenas es capaz de huir de nuestros juicios (y viceversa). Otra cosa es que "trabajoso" lo uses como sinónimo de "hacendoso", porque las hormigas no pasean, que se sepa.

Un abrazo, amigo.

9/5/07 6:22 p. m.  
Blogger manuel_h said...

El primero de los míos es de los tres años.

A veces me pregunto si de verdad existieron esos recuerdos, o los hemos ido fabricando con el tiempo.

un abrazo

9/5/07 8:32 p. m.  
Blogger Isabel Barceló Chico said...

Es sorprendente cómo se nos graban esas imágenes sin que sepamos muy bien por qué. Aunque sospecho que la noticia de una muerte en breve plazo debe ser contrarrestada por algo nimio, algo soportable. A veces, en los momentos críticos, hallamos refugio en lo nimio. Besos y hasta pronto.

10/5/07 12:22 a. m.  
Blogger Millaray said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

10/5/07 12:27 a. m.  
Blogger Millaray said...

Evocar recuerdos de aquellas pequeñas (grandes) cositas que en algún momento de la vida resultaron especiales nos vuelve un poquito a ese "entonces" y nos reímos o emocionamos de más es bueno desempolvar los recuerdos de vez en cuando.
Ayer en mi trabajo hicimos una terapia de grupo(uf necesitábamos mucho hacer algo un pelín diferente)nos dieron un trocito de plasticina o plastilina ,la idea era que con ella modeláramos algo relacionado con nuestra infancia y mientras lo hacíamos recordáramos detalles asociados,luego escribimos unas letras ad hoc,al terminar de hacer lo mío me dediqué a mirar a mis colegas un grupo de serias y serios !!!!
(por cierto) cada cuál se veía de lo más entretenido, algunos presentaron sus creaciones al grupo y hasta se emocionaron en PÚBLICO!!! algunos "creciditos" creen que eso es un pecado imperdonable ,bue...no te aburro más.
Yo...terminé en lo de siempre modelé mi trencito y al pie del que terminó por ser un cuadro, escribí,
el tren de mi infancia ese que al verlo me recuerda el tiempo en que creía que mi papá era el dueño de todos los trenes del mundo.
Despierta amigo!!! ya me despido(me puse al día con lo atrasado es que de verdad lo vale)
Besitos:)

10/5/07 12:29 a. m.  
Blogger Patricia Angulo said...

Qué placer leerte en tus recuerdos, imaginarte un niño precoz :) o frente al pure de verdura, qeu alguna vea tambien he padecido

Mis primeros recuerdos creoq eu tienen que ver con los olores, el de la sopa de mi madre, que era riquisima, el del postre Royal por las tardes que era un asco, mi peinado que me para que luzca perfecto me tiraba tanto que me deiaba sin ideas, solo una me quedaba y era pensar todo el tiempo qué dolor!
En realidad tengo infinidad de recuerdos.

Hermoso post :)
Besos

10/5/07 3:42 p. m.  
Blogger UMA said...

Bello.
Tengo dificultad para recordar, pero me he puesto a pensar que tengo facilidad para ligar perfumes, olores, sensaciones tàctiles a muchos episodios.
Con solo cerrar los ojos puedo sentir aùn el abrigo perfumado del cuello de mi abuela, el tacto de mi mano sobre las arrugas de su rostro y de sus dedos.
El pecho sonoro de mi padre sobre mi oreja izquierda cuando de niña me dormìa, con ìnfimo detalle de sonidos y calor.
Y me hallo pensando què maravilloso es permanecer a veces al abrigo de ciertos recuerdos infantiles.
Gracias por llevarme a ellos, a muchìsimos mas que no enumero.
Un gran beso, Ybris.

10/5/07 6:09 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

A mi me acompaña siempre el recuerdo de la contemplación de un azul cobalto de unas olas en silencio y algunos más pero ese fundamentalmente ;-))

10/5/07 7:42 p. m.  
Blogger Margot said...

Pues con los recuerdos siempre acabo dándome cuenta de que lo que realmente recuerdo son los aledaños, y acaban convirtiéndose en la esencia por tonto que parezca.

Curiosa forma de funcionar la memoria.

Un saludo.

10/5/07 8:11 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Dicen que a medida que se extravía la memoria, más frescos son los recuerdos cuanto más antiguos. Así que me veo con dos años jugando a sobre un sillón granate, escuchando a una Sra. Francis por la radio de galena de la abuela. Y, tras el día de la comunión, el corte de una espléndida trenza que ya no volvería a crecer.
Un abrazo.

10/5/07 8:19 p. m.  
Blogger libertad said...

Es verdad, qué sorprendente que recordemos determinadas cosas no tan obvias no tan evidentes. La memoria es caprichosa. No la conocemos bien, ni regular.
Aunque quizás en tu caso sea una excepción.

Un beso fuerte

10/5/07 11:47 p. m.  
Blogger Arya said...

"Toda acción empieza en el centro –en el silencio..
el espacio sagrado donde reside el verdadero descubrimiento."
Krishnamurti

11/5/07 2:23 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

La memoria, ese pozo sin fondo, que alguna corriente subterránea inunda de vez en cuando y lleva a la superficie viejos trastos sin orden ni concierto...o al menos, nosotros, no sabemos descifrarlo.
He pasado un buen rato leyendo tus recuerdos y los de los comentaristas.
Yo me recuerdo llorando, porque no quería llevar al colegio unas botas heredadas de alguien...
Miles de besos que no necesito extraerlos de ningún recuerdo.

14/5/07 1:24 p. m.  

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