Juegos gratis
Gratis eran las tabas, los tacones viejos, los guijarros, los tejos, los marros, los güitos, el pañuelo y las infinitas muestras de capacidad de juego y diversión de la humanidad. El progreso nos ha llevado a la envidia de los negociantes que comenzaron vendiendo cuantos objetos fuera menester para no tener que buscar o hacer nada y acabaron haciendo contrato de suscripción para que se les pagase periódicamente por su uso patentado.
La rara habilidad de los humanos, dispuestos a jugar sin trabas domeñando la emoción fatal de las guerras y trasladando el riesgo a sus diversiones es algo tan inteligente como el arte y la escritura: conquistar terrenos, perseguir, huir, dar alcance, esconderse, pasar desapercibido, inmovilizarse, saltar, llegar a algún lugar el primero, descubrir escondites, acertar con improvisados proyectiles, golpear con destreza, bromear con la vida y con la muerte, el premio y el castigo, la libertad o la esclavitud, todas las formas de ganar o perder, vivir o morir… La historia del juego es la historia de la esperanza en la capacidad humana de colocarse por encima de todas sus limitaciones.
No es de extrañar que la habilidad de los comerciantes se haya dirigido contra la línea de flotación de esa innata habilidad de hacer un juego de las cosas que inevitablemente nos rodean y de la vida que inevitablemente nos arrastra. Resulta cada vez más raro encontrar niños que sepan lo que es la pídola, la taba, el tejo o el marro mientras aparecen cada vez más juguetes frágiles y caros en los que la imaginación barata ha perecido a manos de la cara y productiva semejanza con la realidad. Muñecos que hablan, andan o defecan con puntillosa habilidad han derrotado a sencillos objetos a los que la inagotable imaginación infantil dotaba de rigurosa similitud con la realidad.
Todo, claro, al precio de las cosas que tienen que llevar fecha de caducidad para ser rentables; al precio de la emoción que se agota en un instante de torbellino para dar lugar a la desolación de la derrota de un suelo plagado de trozos de plástico y objetos desvencijados; al precio del agotamiento del niño, incapaz cada vez más de imaginar monstruos, dinosaurios o héroes y villanos galácticos sin los ídolos con marca que los representan; al precio de un embotamiento de la capacidad de quietud, reflexión y silencio sacrificados al fragor inútil de peleas ruidosas con armas omnipotentes y letales; al precio de una intromisión constante de impactos sonoros y visuales publicitarios en los ojos y oídos ingenuos de nuestros pequeños.
Sí. A veces se siente uno desolado viendo jugar a niños en parques, recreos y patios de colegios por su capacidad de organizar juegos inversamente proporcional a la abundancia de juegos ya organizados que se les venden. Claro que no podría ser de otro modo cuando son los hábiles adultos los que dirigen la orquesta en su provecho. Los juegos de los pequeños acaban siendo como las manifestaciones de los mayores: mucho gritar y decir poco, mucho ruido y pocas nueces.
26 Comments:
Lúcida entrada. "La fecha de caducidad es rentable"; me acuerdo de que ahorré para comprar algo que me hacía mucha ilusión y lo bien que me sentí. Hoy, tras juntar el dinero suficiente, habría sido un "ya no lo quiero, se ha pasado la moda".
Y algo así pasa también con nuestras vidas. Dinero rápido para consumir rápido y empeñarte a lo largo de años y años. Los adultos tampoco recordamos qué son las tabas.
Un abrazo. Buen día.
Jugar y leer más. Y enseñar a administrar las posibilidades que se ofrecen también en esta mal entendida modernidad. Tampoco demonizar, porque, no nos engañemos, viven hoy, en este momento.
La imaginación de los hijos depende de la nuestra. Y ¿cuántas horas nos ven sentados en el ordenador?
Anoche lo hablaba con una amiga, madre de dos críos, y nos preguntábamos que qué andábamos haciendo con ellos... la cultura de la inmediatez, de la falta de esfuerzo (incluso jugando o imaginando, ajá) les está acorralando y llevando por caminos que aún no podemos valorar...
En fin, teníamos la noche tremendista pero daba miedo pensarlo, Ybris.
Le gustaría leer tu post de hoy.
Besos, por mí y todos mis compañeros.
ybris, tal vez mañana nuestros pequeños terminen pagando el precio de estos "juegos gratis". ¡Qué razón tienes en todo lo que dices!
Abrazos.
Tienes razón.Los juegos nos preparan, la imaginación flexibiliza la cabeza, haciéndonos más hábiles para la resolución de situaciones.Si le sumas a todo lo que dices la introducción de cierta censura en el argumento de los cuentos infantiles(nada de crueldad,todo plano y sin tensión, sin nudos y desenlaces)pues sí, creo que lo estamos haciendo muy mal.Besos***
No se si tienes razón, quizas la culpa sea del excesivo control que ejercemos ahora con los niños, cuando yo era pequeño saliamos con los amigos y a nuestros padres soo les importaba la hora a la que teníamos que volver, ahora no somos felices si no sabemos en todo momento donde están los niños, con quien andan, que hacen, nos preocupamos excesivamente y eso les quita la independencia necesaria para desarrollar su imaginación.
Bien... comparto mucho de lo que dices... todo avance es bueno... pero no se debe nunca atrofiar la capacidad de creación e imaginación de los niños... Un abrazo. Marea@
Uf, no sabes la de veces que he pensado tb en esto del juego.
Yo he de agradecer que Daniel tiene una imaginación desbordante y a sus 11 años sigue siendo capaz de jugar con cualquier cosa y arrastrar a su hermana de paso.
Llama la atención, de veras.
Lo duro será comprobar el efecto que esta cultura tan brutalmente invasiva, tan audiovisual, tan "no hagas nada que te lo doy hecho" tendrá en ellos como adultos.
Miedo me da.
Besos.
Lo peor no será la tabarra "inducida" por la tele que darán los pequeños, sino la flojedad de los padres comprándoles ese oscuro objeto de su deseo "inmediato" para demostrar... ¿qué demuestran? abotargamiento mental? y en el camino arrastran a sus pequeños -futuros ciudadanos sin crierio, esponjas de lo que se les quiera hinchar-.
La verdad es que tratar estos temas es desolador, o quizá no!
quizá los muchachos estén por encima de todo esto.
PAQUITA
nos llenan los ojos, las manos, la cabeza de todo lo imaginado y pr imaginar, qué les queda por pensar entonces a los niños?
Ay Ybris, mi tío tiene un blog sobre los juegos de su infancia con sus dibujos(es ilustrador y pintor) y tu entrada me lo ha recordado.Te dejo el enlace por si te apetece pasarte. Besos
http://montaycabe.blogspot.com/
Estoy completamente de acuerdo.
Me recuerda a Carl Honoré, dentro del movimiento Slow, y su posición respecto a "jugar".
Esto se ha convertido en un constante peaje por las cosas necesarias y sencillas de la vida. El problema añadido es que con tanta mediatización, esas cosas son cada vez menos sencillas e incluso menos necesarias...
Es el triunfo de la trivialización de lo esencial.
Como tantas veces, me ha gustado mucho tu enfoque :D
un fuerte abrazo
Acertada reflexión sobre algo que, nos tememos, no tiene ya remedio. Echo de menos las chapas, los tacos, las canicas y los cromos...Echo de menos la imaginación y los sueños y, alguna vez, de noche, antes de dormir, juego al marro con mis esperanzas....Un fuerte abrazo, amigo mío.
a mi también me da un poco de pena eso...
¿enriquece o empobrece su imaginación?
me gustaría pensar que es lo primero.
besos
Has dado de pleno en la diana, Ybris, el futuro se presenta desolador visto lo visto.
Los padres solucionadores lavan su conciencia con el "toma" inmediato y "mejor" y creamos seres abocados a un consumismo voraz, pero que están acostumbrados a que les resuelvan todo. ¿Qué harán cuando les toque a ellos resolver?
Abrazos
tienes toda la razon, pero todo lo que dices es una de las consecuancias del progreso.
abrazos
.. y los cartones, gratis eran los cartones con los que hacíamos castillos, muebles, autopistas.. y las hierbas para hacer perejil y picadillo... y la acera de mi casa y los prados colindantes... yo jugué mucho al aire libre.
ahora todo tiene un precio y siempre copn la amenaza de que no consumimos lo suficiente para que la "máquina" de la economía funcione.
un beso
A veces rechazo pensar en el futuro
de los niños!
Menos mal que existen los abuelos!
Besos
Un juego preciso y tan sin reglas que no has mencionado pero que implícito está en los parques y en los pueblos: la arena. Al menos para los más pequeños aún no ha empezado la corrupción juguetera y la distorsión paterna.
Abrazos, Ybris.
Completamente de acuerdo con lo que planteas.
Hoy el juego se ha convertido en potenciación del individualismo, alejándonos de los juegos cooperativos y tradicionales que tantas buenas cosas aportaban, pero sobre todas, la más importante, la amistad.
Un abrazo
por estas cosas me gusta la asignatura de educación física: para jugar como siempre, y para ver a los niños encantados de hacerlo
Hace unos meses intenté que se recuperarn los juegos tradicionales en el pueblo. La idea era organizar algunas actividades durante las fiestas populares. Los que mandan contrataron a una asociación que se dedica a la recuperación de juegos tradicionales, pero los enviaron en pleno mes de agosto y a las 12 del medio día a jugar a una soleada plaza del pueblo. Imaginad el éxito.
Lo curioso fue que la mayoría (pocos) de l@s niñ@s que se acercaban eran inmigrantes, "l@s de la tierra" estaban sentados junto a sus mamás absortos con sus psp's.
Toda una lección.
El aspecto consumista de nuestra sociedad invadió el mundo de los niños, y ahí los tenemos. Por no haber sabido poner el "no" a tiempo, porque si Pepito tiene Nintendo, Juanito no podía ser menos.
Confiemos en que SuperNanny lo arregle!
Un abrazo.
por suerte siempre hay algún chaval que usa una caja de cartón e ignora el contenido, pero son pocos.. me he acordado de una pandilla de adolescentes, unos cinco o seis, callados sin nada que decirse jugando en red a la PSP.. es un buen resumen del mundo que todos estamos creando.
Me quedo con el juego gratuito que me proporcionan tus palabras....cambié todos aquellos por este....en la justa medida de mi capricho.
Olimpia.
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