19.3.08

El triunfo de la medicina



Mientras catalogababa los libros de la biblioteca del colegio la semana pasada una pequeña obra de teatro llamó mi atención: Knock o el triunfo de la medicina, de Jules Romains. Hay libros que tienen la virtud de retrotraerte a tiempos pasados con una viveza que no habría uno sospechado. En algún momento de principios de los años sesenta había representado yo aquella obra en el papel de Knock con todo el entusiasmo de mis años adolescentes.

Tomé el libro para releerlo y me lo llevé a casa. Sabía que en algún lugar perdido del cajón de mi mesilla de noche tenía alguna foto tomada durante los ensayos de aquella obra. Hacía mucho tiempo que no volvía sobre esas antiguas fotos en blanco y negro a pesar de que siempre me ha gustado asomarme a ellas para rememorar épocas pasadas.

No tardé mucho en encontrar varias de ellas. Me fijé especialmente en una en la que se me veía luchando por no perder el bigote mal pegado durante la interpretación del primer acto. Allí se veía el coche de cartón que habíamos confeccionado con todo nuestro entusiasmo para la obra. Reconocí a Ernesto y a Miguel Ángel y me pregunté qué habría sido de ellos al cabo de los años. Alfonso andaba todavía por allí sin sospechar siquiera que un cáncer se lo llevaría nada más comenzar el siglo siguiente.

Volví a leer la obra y me asombré de que todavía me sonaban párrafos enteros desde la lejanía de aquellos más de cuarenta años transcurridos.

Ahora la comprendía mejor que entonces y se me hacía extraño imaginar aquella lucha de Knock por hacer triunfar la medicina según su peculiar interpretación de que ese triunfo habría de conseguirse en el momento en que todos los habitantes de la comarca fuesen considerados como enfermos.

Volvieron a sonarme las contundentes palabras de Knock: “Las personas sanas son enfermos que se ignoran”, “su error es dormir en la seguridad engañosa de la que les despierta demasiado tarde el rayo fulminante de la enfermedad”, “la salud es una palabra que no habría ningún inconveniente en quitar de nuestro vocabulario. Por mi parte, sólo conozco gente más o menos aquejada de enfermedades”, “…una comarca habitada por algunos millares de individuos neutros, indeterminados. Mi papel es determinarlos, llevarlos a la existencia médica. Les meto en la cama y veo qué puede salir de ello: un tuberculoso, un neurópata, un arteriosclerótico, lo que se quiera, pero alguien ¡Dios mío! ¡alguien!” y, sobre todo la apoteosis final de su triunfo mientras mira desde la ventana del hotel transformado en hospital atestado de enfermos: “En doscientas cincuenta de estas casas hay doscientos cincuenta habitaciones en donde alguien proclama la medicina, doscientas cincuenta camas en donde un cuerpo echado da fe de que la vida tiene un sentido, y, gracias a mí, un sentido médico. La noche es todavía más hermosa, porque hay luces. Y casi todas las luces son mías. Los que no están enfermos duermen en las tinieblas. No cuentan.”

Al acabar de releer el libro, junto a ese inevitable sabor que lo pasado e irrecuperable pone en los hombros y los pies del cansado viajero, me quedé pensando en que, después de todo, también hoy un oscuro doctor Knock mueve los hilos para convertirnos en una inconsciente y exhaustiva clientela. Repasé la solapada e incisiva publicidad que nos advierte de la ciega amenaza del colesterol, de los problemas de tránsito intestinal, de los escapes de orina, de los dolores de cabeza, de la caída del cabello, de la bajada de las defensas, de la fatiga, del odioso olor corporal, de la excesiva sudoración, de la halitosis, de la lumbalgia, de los gases intestinales, de las arrugas insidiosas, de las almorranas, de la fragilidad de los sentidos, de los herpes labiales, de la línea indeseada, de los cabellos quebradizos, del cuerpo estéticamente mejorable…

Quizás hoy –y con menos humor que Jules Romains- los grandes laboratorios sigan la visionaria táctica de Knock y desde algún lejano despacho alguien esté diciendo mientras nos mira con su peculiar visión diciendo como aquel:

“Piense que dentro de unos instantes van a dar las diez, que para todos mis enfermos las diez significan la segunda toma de temperatura rectal y que, dentro de unos instantes, doscientos cincuenta termómetros van a penetrar a la vez…”

El humor lo pondremos nosotros diciendo: Mientras sólo sean termómetros…



PD.
AL final pude hacerme con dos fotos. La memoria me había traicionado y el bigote en esos momentos no se me caía. Al que se le caía era a Carlos (Ernesto no estaba) junto con toda la barba.
Yo soy el de camisa y sombrero blancos: el auténtico doctor Knock.



39 Comments:

Blogger Fernando said...

que horror...esto lo has hecho para recordarnos que estamos en semana de pasión..uff!!...con lo que me sugestionan a mi estas cosas...seguro que estamos todos enfermos...ya los que nos dedicamos a los blogs debe pasarnos algo, una añoranza de tener más gente con quien conversar o esa necesidad del ser humano de querer darse un poco a los demás..enfermos seguro de luces en la noche..abrazos amigo enfermo..no me gusta ser el primero en comentar..pero..

19/3/08 7:05 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Vaya con el librito y el "doctorcico"..
Yo también pienso a veces que existe alguna confabulación por ahí para convertirnos en enfermos rentables. ¡Ay!.
Me quedo con ese repaso a las fotos en blanco y negro (a mí también me encantan), mas tierno, y me invito ha hacer lo mismo con las mías (y preparar una bonita caja o un album especial para ellas) un día de estos.
Pasa buenos días.
Besos.

19/3/08 7:12 a. m.  
Blogger Maitena said...

como lamima también me quedo con el repaso a las fotos, me horroriza pensar en enfermedades, aunque nunca pones imágenes me habría gustado ver esa foto en la que se tuerce el bigote.

besos

19/3/08 8:34 a. m.  
Blogger mia said...

como pertenezco al cuerpo

medical,nada puedo decir...

He de adherirme al deseo

de que un día cuelgues

esas fotos...,y

dejarte una frase que pudo impactarme

un día,pronunciada por una joven

muy joven abuela de 41 años

"Los abuelos somos muertos que

viven todavía!"

Tan honda me ha calado

como "Las personas sanas son

enfermos que se ignoran"....

Gracias por este post

profundo y tan actual al pesar

del tiempo que ves lejano...

♥♥♥besos♥♥♥

19/3/08 9:14 a. m.  
Blogger Margot said...

Jjajaja eso, mientras sólo sea con termómetros... jeje.

Lo malo es pensar que en estos tiempos los termómetros no calibran temperaturas... más bien miedos, todo tipo de miedos. Y su rentabilidad en forma de farmacéuticas, clínicas privadas y remedios inverosímiles. Por no hablar de la quimera de la eterna juventud...

Como dice un amigo mío: fluidos, sólo somos fluídos y cómo nos molesta este hecho!

Un beso, sanote de los sanos! (que pases buenos días, Ybris!)

19/3/08 9:46 a. m.  
Blogger UMA said...

Te olvidaste de los que se audiagnostican y/o automedican, esas gentes que necesitan siempre compasiòn...
La enfermedad de este siglo nunca serà la calvivie o la celulitis, sino las fobias, los miedos que paralizan, los ataques de pànico y demàs yerbas.
Ahora, lo del mèdico, una vez escuchè que se diferencian de los veterinarios sòlo por la clientela:)
Paso del termòmetro:))
Un besazo, Ybris

19/3/08 11:54 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Irónicas reflexiones te traes de tu viaje retrospectivo al pasado.
Así que hiciste tus pinitos como actor treatral...
El que esté libre achaques, que tire la primera aspirina.
Besos.

19/3/08 12:06 p. m.  
Blogger mgab. said...

¿algo así como crear la necesidad de... algo, lo que sea, con tal de "existir"?
qué pobres somos, verdad?

19/3/08 12:24 p. m.  
Blogger Carz said...

Pues a mi se me ocurre que los laboratorios, al llegar las diez, piensan algo parecido a "dentro de un minuto 200 enfermos o no, van a tomar la pastilla ésta que nos proporciona tanto beneficio. A los 200000 enfermos que la necesitan y no la pueden pagar, a esos que les den por el culo. Y sin termómetro".

Vaya, acabas de transformar en mi mente el título de la obra "La multinacional y el triunfo del medicamento".


Un abrazo.

19/3/08 12:30 p. m.  
Blogger Joan Torres said...

La suerte quizá resida en que sólo nos penetren el ano.

19/3/08 12:37 p. m.  
Blogger josef said...

Un post emotivo y precioso que m,e llevó contigo de la manos por la senda de los recuerdos. gracias por compartirlo. Un gan saludo!

19/3/08 1:33 p. m.  
Blogger Isabel Martín said...

creo que de ahora en adelante cuando esté malita recordaré este post, seguro que así los males pasan antes (y espero que no me de fiebre).

y lo que daría yo también por ver ese bigote torcido...

19/3/08 5:15 p. m.  
Blogger Patricia Angulo said...

Menos mal que seguí adelante con este relato tuyo, pensé que no iba a poder que me iba a ganar mi hipocondría!!
Pero pude con él y me hiciste morir de risa, Gracias Ybris.

Besos

19/3/08 7:53 p. m.  
Blogger cordelia said...

ay...

mucha gente está empeñada en buscarse males, si no son físicos, psicológicos, laborales, estrés...
¡si sale todo mucho más facilmente cuando se miran las cosas positivamente!

Por cierto, ¡felicidades por ayer!

besos

19/3/08 9:26 p. m.  
Blogger ZenyZero said...

Vaya, pues yo soy de los que piensa que todos estamos sanos hasta que entramos en un hospital. Lo malo es ponerle nombres a las cosas, mientras no tienen nombre no existen. Un dolor de cabeza no es enfermedad hasta que no te dicen que es un calcinoma...
Por qué tenemos que catalogar, marcar, clasificar y poner nombre??
Mejor morir sanos, no??

Y por no hablar de la cartera. Hay hospitales que te buscan lo que sea hasta que te despluman. Triste.

Pero siempre están los que se buscan las cosas, los hipocondríacos...
Lo mejor sería un término medio.

Qué lío. Bueno, espero estar completamente sano hasta que deje este mundo. Y luego que me mentan lo que quieran por el recto.

Chuff!!!

19/3/08 10:05 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

De las enfermedades mejor no saber gran cosa; quiero pensar que desde que tenemos conocimiento de su existencia hasta que nos puedan atacar, la ciencia habrá avanzado lo suyo. Pero te diré que hace unos años pensaba todo lo contrario.
Así que... también actor eh?.

19/3/08 11:26 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Jjajajaja Ybris jajajajaj...(con perdón por la grosería) darnos per cul nos darán a todos, de eso no te quepa la menor duda. Mientras llega el momento continuemos al menos con sentido del humor. En cierta medida todos hemos nacido "enfermos"

19/3/08 11:34 p. m.  
Blogger Sasian said...

caray!, no podemos ni ponernos enfermos tranquilamente. Siempre hay un doctorcillo knock que nos da por saco, aunque sea con un termómetro.
Las fotos en blanco y negro y el bigotillo, que buena combinación. Todos tenemos seguro una foto así. No sera haciendo una función, pero.. en aquella época casi todos tenían que hacer teatro.

Un beso.

20/3/08 1:15 a. m.  
Blogger irene said...

Tiene guasa el Dr. Knock, pero es que cada día inventan enfermedades nuevas, antes no había tantas, la gente se moría y ya está.
Me parece que hay mucho hipocondriaco suelto...
Nos lo tomaremos con humor.
Un abrazo.

20/3/08 1:25 a. m.  
Blogger Simplemente Olimpia. said...

MI, mi, mi....eso...;)
Te faltó la sequedad vaginal y la inconntinencia urinaria....algo poco masculino..;)
Al igual que creo que a conciencia omitiste todas las pandemias de los paises pobres, que claro, esos no enferman----mueren directamente--- (pero este tema lo reservo, entre aquellos que siempre dejamos pendiente)
El caso es que yo no me aconstumbraré a que me sodomicen con el mercurio frío del marketing...y aunque me dejo, aún no le encuentro el gusto...será que debrían mejorar el tamaño de los termómetros?..;)

Ino-culándote mi beso-templado-por si acaso.


Olimpia.

20/3/08 1:29 a. m.  
Blogger Simplemente Olimpia. said...

Por cierto: el triunfo de hoy, es no ser adicto a tanta humanidad como escribes¡n ellos.
Adoro cuando nos cuentas...pero eso ya lo sabias.!

Olimpia.

20/3/08 1:31 a. m.  
Blogger Enrique Sabaté said...

En realidad lo que somos es negocio; para los laboratorios, para los geriátricos, para los psicólogos, para las aseguradoras; da igual somos estampillas monetarias en cualquier estado o lugar.

20/3/08 3:15 a. m.  
Blogger ybris said...

Dos cosas antes de cambiar de tema -además de agradecer a todos sus palabras tan cariñosas siempre:
1) La obra en cuestión trata de ser cómica e irónica(creo que es de 1923.
Sé muy bien que algunos de los que me leen y comentan saben y sufren de enfermedades pasadas y presentes, tanto en su propio cuerpo como en el de los que más quieren. Quizás a ellos no les haga gracia pero a veces hay que saber reírse hasta de lo más serio
2) y trataré de incorporar aquí la foto cuando regrese a casa. Ahora no la tengo aquí en mi apartado refugio.

20/3/08 5:35 a. m.  
Blogger Fernando said...

ja,ja,ja..espero esa foto..abrazos.

20/3/08 7:41 a. m.  
Blogger ZenyZero said...

Uummm! Adoro el buen buen humor y la ironía inteligente...
He puesto este libro en mi lista.
Gracias, chuff!!

20/3/08 8:56 a. m.  
Blogger gaia56 said...

Delicioso paseo por el recuerdo que algunos viejos libros despiertan porque las palabras nunca duermen del todo, las palabras se recrean y reviven vidas, sensaciones y momentos... y
tu punto de ironía siempre perfecto.

20/3/08 10:48 a. m.  
Blogger Holden said...

jaja
Un abrazo, ybris

20/3/08 2:57 p. m.  
Blogger Xiketä said...

Yo solo te deseo a ti y a todo el mundo que lea este post, que la salud sea el don que recibamos y que nunca la enfermedad nos agarre...
El mejor regalo que podemos tener es ese, pasar una vida plena y sana (dentro de lo que cabe).
Besos

20/3/08 5:48 p. m.  
Blogger Sofía B. said...

Mi hijo mayor(13)acaba de terminar de leer ese libro en V.O. (punto de madre orgullosa) para la parte de teatro que tiene en su asignatura de lengua. Y me consta que le ha gustado, no en vano me ha salido un rebelde y crítico joven antisistema.

21/3/08 9:50 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

¡Que fotos!...¡geniales!..y el "vehículo! currado de verdad jeje.
Preciosas Ybris, ¡que bonito recuerdo! y tienes razón: eres un doctor la mar de digno.
Un beso.

22/3/08 9:49 a. m.  
Blogger ZenyZero said...

Es genial!! si. Me gustaría estar en tu piel para saber qué y cómo lo sientes... Aunque ya te has expresado, pero nunca las palabras sustituyen ciertas cosas.

Un abrazo

22/3/08 11:56 p. m.  
Blogger mia said...

Gracias por colgar las fotos!

Así te imaginaba,

aunque el bigote,no me constara...


♥♥♥besos♥♥♥,gracias!

23/3/08 9:59 a. m.  
Blogger Isabel Martín said...

se te ve muy puesto en el papel.
ya mismo me descargo la foto para mi archivo personal.

gracias por colgarla.

23/3/08 8:25 p. m.  
Blogger Simplemente Olimpia. said...

De las tres fotos, sólo veo dos...
Me extrañó este inciso de exposición por tu parte, no dado a descubrir parte de tus facetas, y menos anatómicas...;)
NO seré demasiado crítica...;) pero no me callaré el exceso del bigote..;)

Simplemente gracias.

Olimpia.

23/3/08 8:25 p. m.  
Blogger IndeLeble said...

Ybris , me recordaste en esa foto a Groucho Marx , jajaja, a veces es tan cómico revolver cajas viejas y encontrar lindos recuerdos ...A veces...Un beso amigo.
Y como dice Fernando sí estamos muy enfermos ;)

23/3/08 11:28 p. m.  
Blogger ybris said...

Lamento que mi bigote no sea lo más logrado de mi caracterización.
Ni yo mismo me reconozco. Casi cuarenta años sobre esa imagen son demasiado peso.
Yo ando por aquí. El barbudo Dr. Parpalaid, después de ser profesor y abogado, abrió una asesoría jurídica en Madrid y por allí andará si sobrevive.
El chófer acabó sus días hace pocos años llamado por un cáncer.
Al pequeñajo le perdí la pista en Panamá. Es probable que, si no le han reducido los jíbaros la cabeza, ande por algún lugar de la Amazonia.
No hay más que dos imágenes. La tercera es un error mio por intentar hacer el imposible de subir imágenes con un módem paralítico y la opción de visualizar imágenes desactivada.
Un abrazo agradecido a todos por vuestra comprensión y vuestras palabras.

24/3/08 5:12 a. m.  
Blogger Maitena said...

Por poco paso de largo y no te veo, me encantan las fotos antiguas, esas que se guardan en una caja de zapatos y que son un placer ver para recordar y para reír.

Un abrazo en blanco y negro doctor

24/3/08 6:59 a. m.  
Blogger thirthe said...

viva el guapo doctor Knock!!!

24/3/08 7:14 p. m.  
Blogger Dardo said...

Ja,ja. ¡Tate!. ¡No mientes la enfermedad! Eso no nos gusta nada a los hipocondríacos. Aunque es una hábil maniobra la de una risa a modo de exorcismo. Y encima haciendo de doctor. En la cuestión de los termómetros les sugiero que se lo pongan en la boca o en la axila.

Sales de lo más entrañable. Un abrazo. Nuestras fotos del pasado nos hacen ser más compasivos con nosotros mismos y los demás. Un abrazo.

24/3/08 11:54 p. m.  

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