Cámara lenta
Muchos de vosotros ya sabéis que hay zonas, tanto en la vida como en los paisajes, donde la comunicación se hace difícil, no por razones insondables sino por su escasa rentabilidad.
Me explico. Los proveedores de internet o de comunicaciones telefónicas, como suele suceder a quienes comprensiblemente buscan su beneficio sin proclamarse almas caritativas (para eso se bastan y se sobran los bancos, cajas de ahorros, laboratorios y generadores de energías varias que, de repente son más ONG’s y custodios de la limpieza del planeta que vendedores de productos desollando a sus competidores con deslumbrantes ofertas), suelen ofertar sus servicios proclamando su cobertura al 99 % . Quienes tenemos el vicio de huir de las aglomeraciones ciudadanas hasta los lugares menos poblados acabamos descubriendo lo que ya sospechábamos: hablan de población y no de territorio. La geografía está poblada de zonas de sombra o coberturas marginales más extensas de lo uno pudiera imaginarse en donde no interesa ofertar servicios y donde las ondas electromagnéticas se diluyen en hondas interacciones con la paciencia o la desesperación de quienes obstinadamente las buscan.
Mi suerte no es de las peores: el servicio telefónico de internet que voy pagando religiosamente para los días de ocio fuera de la capital me ofrecía “hasta” 1 MB de velocidad callándose descaradamente que eso era sólo para coberturas HSPA. y, si acaso, para las 3G en el caso de que fuera yo y, en todo caso, algún otro vecino anacoreta, los que nos conectáramos al mismo tiempo.
Los numerosos abandonados al GPRS quedamos seguramente en la zona de los desheredados por más que ese tipo de cobertura debería admitir hasta 115 KB aunque use la conexión a horas más propicias a los búhos que a los exploradores.
Hace tiempo que he depuesto mis lamentos y, lo mismo que hago en los atascos de fin de semana en la carretera, comienzo mis afanes con un ejercicio de relajación y un autoconvencimiento de que no hay prisa ninguna y de que lo importante, por una vez, no es llegar sino moverse o, al menos, intentarlo.
Últimamente, mientras las páginas web dilatan su aparición por intervalos interminables, he desarrollado la visión de la observación en cámara lenta al modo de las instantáneas que detienen el tiempo en una milésima de segundo sobre un movimiento y lo convierten en algo de excepcional belleza: la gota de agua detenida en su impacto contra la superficie en la que cae, el vuelo del pájaro o del insecto con sus alas detenidas en posturas insospechadas, el proyectil quieto que atraviesa el globo antes de que éste explote…
En las descargas lentas me entretengo observando detalles que la rapidez me ocultaría: la rara habilidad de las imágenes para dibujarse morosamente por líneas que siempre empiezan por donde menos importa, el dibujito obsceno de la publicidad, la más pixelada de las imágenes del repertorio, el aviso a 100 colores del más insoportable de los tonos para el móvil o, sencillamente, la foto menos adecuada en el tiempo para lo que se esperaba.
Y ¿qué decir de los extraños avisos que pueblan la lentitud de las descargas?
No salgo de mi asombro al leer versos tan poéticos como los siguientes cuando, incluso, ya han comenzado a perfilarse los encabezamientos:
Esta página no se encuentra, puede estar temporalmente inactiva o tal vez se haya trasladado definitivamente a una nueva dirección web. Si se pulsa sobre el enlace “Más información sobre este error” aparece un incomprensible y descarado: Error 101 (net::ERR_CONNECTION_RESET): Error desconocido.
Página no encontrada, revise la ortografia de su URL.
Nombre de usuario o contraseña incorrectas. Acuda a su proveedor para restablecer sus datos.
La observación del monitor de actividad en la red junto con el de velocidad de la conexión es también fuente inagotable de sorpresas:
Puede comprobarse cómo tras constatar una conexión a 115 KB, el rango vertical llega sólo hasta el 1 % y las burlonas líneas dentadas que pueblan el espacio visual oscilan frenéticamente del cero al 0’8 % con traviesas anotaciones del tipo 0’003 % o silencios delatores de total abandono para acabar después de minutos de página en blanco con algo tan profundo como la revelación de un increíble escáner que desnuda la imagen de la escultural modelo de turno.
Otras veces es peor. La página se queda en blanco mientras en el espacio de la última línea intuida en el margen izquierdo aparecen signos de actividad que más parecen indicados para rendirse que para suscitar paciencia: esperando a Blogger, conectando con ilead.it… hasta acabar muriendo en las playas de un infinito arenal de esperas.
O, peor todavía, la página enmudece y aparece, más como signo de burla que de información, una sorprendente palabra: Listo. ¡Por cien mil rayos! ¿Listo qué, si no hay nada visible?
Podría demorarme sin esfuerzo en múltiples constataciones, avisos, frases sin sentido o insultos a la inteligencia del usuario -todo menos lo cierto: Señor cliente no merece usted más rapidez-, pero recogeré para acabar lo interminable de la belleza de la lentitud, estos escuetos hechos o avisos incomprensibles:
Imagen tachada.
Loading.
Compruebe si está conectado.
Hay una nueva versión de prueba, ¿quiere descargársela?
Descárguese la barra Yahoo.
…
Y, a pesar de todo, hay días en que, tras haber visitado y comentado la décima parte de lo que querría, compruebo que, entre página y página, he visto amanecer uno y otro día el temblor de la hoja amarillenta de los robles mientras las estrellas se despiden suavemente de la paciente mirada de mis ojos siempre alerta.
Y que puedo degustar con provecho insospechado los rincones más atractivos de tantos como leo sin prisas ni frases aprendidas de comentarios de compromiso.
Algo que merecéis sin duda todos aquellos a quienes leo. Siempre menos de los que querría pero siempre más de los que merezco.
25 Comments:
Ahora. Acabas de extenderte en tiempo real, acabas de descargar casi todos tus megas internetísticos llenos de hondas explicaciones ante las ondas que se resisten. Una película había de Abbas Kiarostami en la que el protagonista, milagrosamente, desde que lo llamaban por teléfono hasta que buscaba el lugar más alto del terreno, permanecía con cobertura. El amargo sabor de las cerezas, creo. No creo que llegues tu a tan amarga intención. Y te remito a aquellos bit que no te descargaban en la sierra de Aralar para escuchar al Son de la Frontera ( http://estar-al-acecho.blogspot.com/2009/04/bio-relax.html )
Besos y paciencia, que tienes mucha.
Un 100%, Ybris, para tu cobertura. Llevo casi todo el verano sin ordenador, y ahora que puedo parchear el déficit...sin buena cobertura.
Leyéndote, se me ocurre que debe ser este el problema de algunos de mis "contactos"...va a ser la cobertura. Llamadas sin respuesta, ó respondidas cuando lo permite la cobertura, ojitos de "cargando" cuando te gustaría un diálogo más ágil, no encontrar la web,...etc, etc, etc.
Igual acabamos volviendo al mensaje en la botella; el mar siempre acoge y lo lleva "a quien corresponda".
(¡Qué gusto leerte!)
Que extraordinario escrito. Para los buenos escritores, la cobertura es lo de menos.
Un beso, Ybris.
Me encanta saborear la madrugada y te leo, Ybris, con la mente fresca. Aunque algunos cosas me son lejanas, por demasiado técnicas, me haces sonreir con tu lucidez y maestría para relatarlas.
Cuando acudo a tus entradas, como hoy, te percibo como un lago en calma, no sé...es la imagen que me produces.
Otras veces, me parece ver un caminante que, sereno y abierto, se deja mecer por el pálpito diario, pero conservando la pasión y el arrojo para posibles menesteres.
Un abrazo, sigo tus pasos y las ondas en el lago
la mejor cobertura, la de los donuts de chocolate, pero los que venden en la pnadería, que te los dan con un trozo de papel de estraza a modo de servilleta.
Tú te mereces esa rapidez y más, pero cuánto me alegro de que seas capaz e encontrarle la gracia también a los mensajes indescifrables de la red y al spam, a las esperas frente a una página en blanco y a los minutos vacíos que se pierden entre medias.
Hoy me has hecho sonreír. Por lo familiarde lo que cuentas, más que nada.
Ybris, la paciencia que muestras te honra, ya que si yo tuviera que esperar, cargar y volver a cargar páginas y páginas de internet, creo que evitaría conectarme. No me dotaron con el don de saber esperar...
Un beso
Tienes toda la razón. Es por eso que, durante mi tiempo vacacional, prescindo de este medio aún a costa de quedarme sin leeros, sin participar de vuestras letras. No tengo paciencia para esas lentitudes.
Besos, ahora ya estoy de vuelta, ya te leo rápido y bien ;)
Compromisos ninguno por favor. Y eso que siempre oscila entre los 18 meses de permanencia, los nueve euros de consumo mínimo, o el comentario como respuesta a las lecturas de los fieles lectores.
Y así nos va. Asumiendo obligaciones, que, desde luego, la mayor parte no se corresponden con lo debido o lo pagado.
Aún así, leerte, aprisa o lento, siempre es un placer.
Creo que al menos hoy tengo cobertura en la banda de megas como para leerte, quien sabe hasta cuando la dichosa "cobertura" se transmutará en ERROR 101. CREO QUE TODOS LOS QUE CONVIVIMOS CON ESTE ELEMENTO CONOCIDO COMO INTERNET ESTAMOS MÁS O MENOS HARTOS, SI NO ACOSTUMBRADOS A SUFRIR TODA CLASE DE PENALIDADES AJENAS A NUESTRO NÍMIO ENTENDIMIENTO VIRTUAL...
Un abrazo internetiano.
Mi conexión tampoco es ninguna maravilla y hoy, precisamente, que he llegado a la conclusión de tomármelo como una ventaja, por ejemplo aprovechando para levantarme y despejarme cada vez que se atascara, o para esa llamada pendiente, o para... me lo encuentro explicado por ti tan hermosamente.
Un gran abrazo.
(El soneto ya está en manos de Fernando Valls y me pregunta si sería posible tener algo más de información sobre ti e incluso una foto... pero no te sientas comprometido)
¿Notamos cómo fingen las conexiones a cámara lenta?
Hablar de internet en muchos rincones de mi tierra es como hablar de los fotones. La luminosidad se encara de otras maneras. Aunque el servicio es el servicio. Aún, no obstante quedan rincones y montañas llenas de sombras.
Saludos.
Admirable versión poética de un cabreo persistente y global. Te escribo desde mi terraza donde supuestamente el wifi debe correr como el mejor caballo jamás imaginado; pero la realidad es que vamos a paso de zopenco. Por suerte una maravillosa luna ilumina mi impotencia, y una fresca brisa calma los ánimos mientras esa impertienente línea verde simula estar cargándose .
Una sonrisa también paciente, o queda otra.
Amigo, en Argentina me pasa lo mismo y eso que hace poco estoy nuevamente aquí.
No es consuelo saber de tus pesares, créeme.
No perdamos las esperanzas de que las promesas alguna vez se cumplan y podamos navegar sin tormentas ni sudestadas.
Abrazos,
Grande Ybris,atizas duro a la realidad,que nos vacila de mala manera sin ponerse si quiera colorada!!!
Pero los amos son los que mandan y al resto no nos queda mas que el derecho a rebotarnos.
Muy bueno, nunca lo había visto así.Besos***
Estamos en sus manos, esto no depende de nosotros, por tanto... ajo y agua... un abrazo amigo.... estamos ya de vuelta.... Marea@
En estos dias, precisamente, estuve dialogando sobre esto con mi hijo, de la importancia de la competitivad en la industria de comunicaciones.
Mientras mas competencia, mejor servicio tienen que ofrecer al menor precio.
Por otro lado Ybris, cuando el mercadeo logra que la ciudadanía dependa de los "productos" y lo convierten en algo necesario, a la larga, la gente paga el precio, para saciar "la necesidad".
Un beso.
Paciencia :) que remedio......
Ahora si, me pregunto si tendrian paciencia las operadoras de tlfs y comunicaciones si a la hora de su cobro del mes...les digo que mi banco les va a ir transfiriendo la cuota correspondiente segun la señal de la red....un euro ahora....3 despues......50 ctms luego.....etc etc.....
Abrazoz
Ay la cobertura con cuanta amargura nos viene engañando, ni hay como ni cuando si te vas al monte o al páramo este lejos del poblado ¿pero no sabías?; de telefonías quedas avisado.
Un abrazo.
Citando a Ybris:
No salgo de mi asombro al leer versos tan poéticos como los siguientes cuando, incluso, ya han comenzado a perfilarse los encabezamientos:
Esta página no se encuentra, puede estar temporalmente inactiva o tal vez se haya trasladado definitivamente a una nueva dirección web. Si se pulsa sobre el enlace “Más información sobre este error” aparece un incomprensible y descarado: Error 101 (net::ERR_CONNECTION_RESET): Error desconocido.
Poéticos y metafísicos duendecillos de internet hay de por medio. Y al pulsar sobre el enlace del que hablas, callan con su ausencia de información sobre lo que es todo esto de la vida y de internet.
Pero algún día todo estará de nuestra parte.
¡Brillante!
Sin aprendizaje.
Un abrazo.
Qué pesadilla...
Este tipo de situaciones insufribles es para probar la paciencia humana, a veces creo que somos parte de un experimento!
De todas formas me quedo con tu "autoconvencimiento de que no hay prisa ninguna y de que lo importante, por una vez, no es llegar sino moverse o, al menos, intentarlo".
Besos Ybris, como siempre genial!
Jaja...me ha encantado eso de la comunicación dificil por falta de rentabilidad, así es.
De todas formas me encanta que seas capaz de disfrutar incluso de esos momentos de ineficiencia (o desidia) garrafal.
Besos.
Impecable, Ybris.
Un abrazo :)
A mí me desespera, esta es una de las razones, entre otras, por la que a veces me cuesta entrar en el blog, me aburre la lentitud con la que muchas veces funciona, incluso en mi casa, en Madrid, son unos estafadores, tendré que reclamar.
Un abrazo, Ybris.
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