23.9.09
“Péguele un par de hostias a X y tengamos la clase en paz”
Con tan contundentes palabras me sugería un anónimo alumno, allá por la segunda mitad de los años sesenta del siglo pasado, la actitud que debería tomar ante el desafiante y corrosivo comportamiento de un alumno problemático.
Eran años anteriores a la enseñanza obligatoria hasta los dieciséis años. El alumno que así me animaba -reconocido por su letra a pesar del anonimato- a dejarme de contemplaciones con el compañero perturbador era un privilegiado estudiante bien capaz de enmendar la plana con su lucidez e inteligencia a cualquier profesor dispuesto a imponer la regla del ordeno y mando (Aún recuerdo la vez que, a los pocos minutos de haber propuesto como ejercicio de geometría analítica una gráfica enrevesada, se levantó con discreción para decirme al oído que cambiara el término en xy para lograr una solución que no se saliera de lo que hasta entonces había explicado).
Siempre tuve por norma pedir de vez en cuando a mis alumnos en cualquier asignatura que tuviera que enseñar que respondieran anónimamente algunas preguntas referentes a la asignatura, al libro de texto, a mi modo de enseñar, a su propia actitud o a mi modo de tratarlos. Tengo que reconocer, tras el descanso y la distancia alcanzados con la jubilación, que ese proceder suponía una severa prueba a mi autoestima, a mi capacidad de aguante, a mis habituales rutinas y al recurso machacón a considerar bueno lo que era sencillamente inútil y hasta contraproducente: una vez descartadas las tonterías evidentes y los exabruptos de graciosos e insolentes, venía lo más difícil de aceptar lo razonable y comprender que algunas sugerencias y opiniones se referían a probadas incapacidades con las que cualquier profesor o persona tiene que convivir.
Siempre fue peliagudo -y cuando digo siempre quiero decir que no es algo de hoy solamente- el tema de la disciplina, tan en equilibrio inestable entre la violencia gratuita y la permisividad poco comprometida.
Puedo asegurar que, al lado de alumnos imposibles, la mayoría de ellos era razonable y bastante permeable al trato y a la responsabilidad. Y no estoy refiriéndome a estudiantes mayores escogidos entre familias de una élite socioeconómica sino más bien -al menos los últimos treinta y tres años de mi experiencia docente- a grupos de preadolescentes de ambos sexos por debajo de los catorce años procedentes en su inmensa mayoría de familias de muy baja renta y siempre con problemas de marginación y paro cuando no de problemas peores.
De todas aquellas opiniones y sugerencias anónimas mi memoria ha conservado, entre otras muchas, dos perlas dignas de tener en consideración:
“Hay profesores que, aun sin hablar ni castigar, oprimen más que los que sí lo hacen”.
“A mí no me importa que me peguen, lo que quiero es que jueguen conmigo”.
Tratar de enseñar, formar y educar a todos sin excepción es muy difícil. En los años anteriores a la obligatoriedad de la enseñanza hasta los dieciséis años siempre había el recurso de imponer normas del tipo: Los que saquen dos o más suspensos en un curso quedarán automáticamente expulsados del Centro. O
Nadie promocionará con una asignatura pendiente.
Lo cierto es que era fácil entonces quedarse con los mejores y huir de la mayoría de los problemas disciplinarios, sobre todo en aquellos tiempos en que había alumnos de sobra para llenar cualquier colegio.
La enseñanza obligatoria cambió absolutamente todo. La idea de prolongar la enseñanza hasta los dieciséis (o hasta los dieciocho años en caso de repetidores) con la ingenua pretensión de alcanzar entonces la mayoría de edad laboral y ponerse a trabajar convirtió las aulas en un aparcamiento de niños enfrentados a un futuro incierto que poco o nada tenía que ver con lo que se les enseñaba. La falta de horizontes laborales y el endurecimiento de las condiciones del trabajo de los padres hizo el resto: la existencia de un número creciente de alumnos que no querían seguir estudiando pero se veían obligados a hacerlo. Siempre creí que lo que necesitaban los alumnos renuentes era otro tipo de enseñanza mucho más práctica en artes y oficios en vez de exigirles más formación teórica de cuya utilidad con razón dudaban. Quizás se hubiera podido conseguir entonces con la creación de aulas-taller y la creación de puestos de trabajo adecuados a los primerizos.
En esas condiciones la disciplina en clase se convirtió en un serio problema por parte de una minoría dispuesta a volcar en clase y contra el profesor toda su disconformidad con la presión a la que se veían sometidos.
Los que hemos pasado muchos años en eso sabemos que esa resistencia era mayor contra los profesores más débiles o con más interés en formar que en domar. No es secreto para ningún maestro el hecho de que existen quienes con su sola presencia son capaces de silenciar a todo un curso por numeroso que sea (bueno a todos menos uno o dos que son expulsados a la clase del tutor para que no molesten) mientras que otros, entre los que siempre me encontré, teníamos que suplir con astucia la fuerza bruta de la que carecíamos.
Mi profunda convicción es que la autoridad no se consigue con tarimas, leyes que brindan carácter de autoridad al maestro o la obligación de tratar de Usted al profesor. He conocido a un alumno conflictivo llevado al colegio y recogido de él por un policía, bien revestido de su autoridad, que aseguraba que jamás le había insultado nadie tanto en su vida como lo hacía aquel personaje (padre encarcelado, madre drogadicta, tutelado por la Comunidad de Madrid). He constatado que los años setenta eran más propensos al vandalismo anónimo en lavabos, pasillos, instalaciones y aulas que los actuales. Los alumnos de hoy serán más descarados y agresivos, pero eso es prueba no sólo de problemas de hoy sino del fracaso de la educación de sus padres -y hasta de sus abuelos- pertenecientes a épocas mucho menos tolerantes.
Me alargo demasiado. En el fondo de todo este problema de descaro, agresividad, pasotismo, delincuencia o falta de límites hay algo más que falta de autoridad en los Centros docentes.
Es la falta de capacidad de la sociedad para crear puestos de trabajo, sueldos suficientes, condiciones laborales y viviendas dignas para las familias. La falta de expectativas para muchos no se resuelve aprendiendo a solucionar ecuaciones de segundo grado.
Eso vendrá quizás cuando el alumno pueda ganarse la vida por sí mismo y vea que lo necesita en su puesto de trabajo.
Si es que ese puesto es puesto y no una tabla de surf o una patera a merced de las olas procelosas del mercado.
41 Comments:
Muy estimado Ybris, me alegra sobremanera leer hoy tus reflexiones, que entiendo, comparto, sufro, maquino, dialogo y muchas otras acciones que me ocupan diariamente.
Un abrazo mientras te imagino enseñando (hermosa palabra que va perdiendo su sentido)
Que gran análisis. Me encanta encontrar siempre el equilibrio, la racionalidad y la paz de espíritu en tus escritos amigo Ybris.
Y en cuanto a la sugerencia de tú brillante alumno, la verdad es que yo sigo pensando que hay "crios" que necesitan un bofetón de vez en cuando. El hermano de una conocida mía era tan hiperactivo, que cuando llegaba la noche la madre siempre acaba dándole un azote para que se durmiera. Un día que se retrasaba le gritó a su madre " mamá ven a pegarme ya, que me quiero dormir".
Un beso, amigo Ybris, y gracias por tus escritos.
No podía ser como antes, que cuando el maestro subía las escaleras, nos teníamos que poner todos de pie, ni como ahora, que debe sortear como puede los cuerpos de los alumnos esparcidos por los escalones.
Hay un equilibrio que no se dá.
Tengo un amigo profesor de alumnos ya mayorcitos que, en vez de tirar a los conflictivos por la ventana, les hace argumentar el porqué de sus malas acciones, primero en privado, y después delante de toda la clase en caso de reincidir.
Dice que es el castigo que más temen....
mira, voy a enlazarte este post, te parece? es una buena reflexión.
Un análisis acerca de los problemas en la educación nos lleva a otros problemas de índole social, laboral, política... y si seguimos excavando hacia las raíces, ¿hasta dónde nos llevarán estos otros problemas?
Interesantes reflexiones
un fuerte abrazo
Un constructivo, reconstituyente relato. Desprende buen pensar y mejor hacer y una base sólida que ni el más pre-delincuente, ni la obligatoriedad de las nuevas normas han podido socavar.
Sospecho que hoy la desestructuración no es patrimonio sólo de los barrios marginales;el acceso ilimitado a todos los caprichos y una escasa convivencia familiar doblegada por las joradas laborales también han generado nuevos conflictos colaterales.
Una sonrisa, maestro
Muy interesante aporte, amigo, en un tema que da para profundizar a ver si extraemos conclusiones que nos permitan comprender el fenómeno que se produce en los colegios a partir de la violencia entre jóvenes. Un tema que en Argentina está causando mucho dolor y angustia.
Abrazos,
Todo un análisis.Ignoro cuando volverán a quedar vacantes los ministerios de Educación o de Cultura: yo te propongo. Una gran –y valiente- idea la de la opinión desde el anonimato.
No quiero tener más dudas en cuanto a si la educación en las escuelas es la correcta o no: tengo la sensación de que, desde las alturas, no hay verdadero interés en solucionar el actual desbarajuste, en facilitar al ciudadano cultura desde la base, empezando por una programación de TV que se tragan a todas horas padres e hijos, que ahí le duele.
(... y, vale, si no en un ministerio, porqué no al menos en la Vanguardia. En “La Contra”, por ejemplo?)
Tocas un tema controvertido y que estará en tela de juicio por los siglos de los siglos, porque siempre habrá rebeldes, malos padres, y gente indomable en el mundo; forma parte de nuestra herencia.
Estoy de acuerdo en que con astucia y el trato adecuado se podrán disminuir los abusos; pero siempre habrá muchachos más ubicados en nuestra sociedad; con infancias difíciles selladas a fuego y con mentes alteradas por el mal trato o el trao injusto de una sociedad que cree saber cómo solucionar todos los problemas, cuando la solución eempieza por remover las bases de la misma sociedad en la que vivimos.
Un abrazo!
Disculpa las erratas, siempre me trago unas cuantas letras de más o de menos...
Cada uno pinta la perla a su antojo.
Parece que nadie está contento con el sistema actual ni con el pasado.
Pero necesitamos un "lumbreras" que solucione el problema cuanto antes mejor porque sino, estó terminará de hacer agua para convertirse en un océano de críos sin educación, sin respeto, sin base.
Aunque igual hay que empezar por educar a determinados padres...
que la culpa es compartida.
Un beso.
Ay, Ybris, amigo, cómo comparto tus reflexiones !.
Sobre la "autoridad" tengo que decir que me encanta las connotaciones que tiene este término que, obviamente, nada tienen que ver con el "autoritarismo"; porque este último se impone, la otra se conquista.
Tener autoridad ante un alumno es algo grande para un profesor, autoridad en su sentido etimológico de "hacer crecer" de "acrecentar" el ser del alumno, su proceso madurativo y personalidad.
Autoridad es hacerse respetar por el valor que tienen las palabras,las actitudes,la propia persona del docente.
Autoridad, sí, porque todos los seres humanos somos valiosos, respetables y significativos para los demás.
Autoridad "bidireccional" del alumno hacia su profesor, del profesor hacia cada uno de sus alumnos, porque TODOS, absolutamente todos somos dignos de ella y habrá que "desautorizar" los malos modos, las actitudes irrespetuosas, violentas,que impidan esa "bidireccionalidad" de la que hablamos.
Un fuerte abrazo
Merce
Me sumo a tu reflexión, la hago mía, punto por punto.Yo empecé a dar clase en los años 90 y viví el cambio del BUP a la ESO. Comparto al cien por cien todo cuanto apuntas.TODO. La sociedad española está muy lejos de comprender la importancia de una educación adecuada a las verdaderas necesidades de un país que quiera ser realmente democrático, y dispuesto a formar ciudadanos libres y capaces. Antes los problemáticos no llegaban, acababan en los billares o en los parques o en los descampados.Ahora están aquí y habrá que asumirlo y poner soluciones. Las aulas taller y una formación profesional adecuada tal vez sería una solución, eso y una sociedad más justa y más humana( imposible utopía) que no confundiera valor y precio, porque eso es lo que les pasa a sus jóvenes.
Besos, maestro(con mi admiración y mi cariño).
Maravilloso. Lo enlazo en mi blog para que mis muchos amigos profesores lo lean...
Muchísimas gracias, Ybris.
Que gran post, estoy de acuerdo en todos los puntos.
Cuando mis hijos iban al cole, había un maestro que era según todos los chavales muy "cachondo" y mi hijo el mediano cuando le toco con él, pensó
esto es "jauja", pero no, no era "jauja", le supo marcar la línea, quién era el maestro y el alumno, no he conocido persona como él que supiera llegar a los chavales justo en el punto medio, ni yo arriba ni tu abajo, un maestro VOCACIONAL.
Y creo que por lo que escribes, tu también estás entre ellos.
Ha sido un placer leerte.
Un beso.
Yo creo que en el fondo de toda esta cuestión –cuestión sumamente importante- hay una falta de comprensión de lo que significa “educación”, como bien dices, desde hace más de un siglo.
Se da por hecho que la educación es enviar a los niños al colegio, una de las más lamentables atrocidades de esta sociedad.
“La educación es el proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la palabra: está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes”
Por lo tanto todos educamos. Desde cruzar un semáforo en rojo hasta cómo te enfrentas a unas votaciones, pasando por tirar un papel a la papelera, estamos educando. Todos somos responsables del descaro, la agresividad, el pasotismo de nuestros adolescentes, y de la falta de rigor y seriedad de nuestros gobernantes. Incluso aquellos que teniendo un mal ejemplo familiar, pueden llegar a comprender que hay otras muchas formas de enfrentarse a la vida observando a los demás.
Ellos solo son nuestro reflejo.
Estoy de acuerdo contigo Ybris no es cuestión de autoridad. Es cuestión de educación.
Un beso.
Me encantó lo de la tabla de surf.... ufff...lo de la tarima, em recuerda a las monjas y el anillo con el que golpeaban las mesas.....sus castigos desproporcionados y su falta de entendimiento, etc, etc..... Menos mal que ya no enseño....por que solo me faltaba tener que subir y bajar continuamente de la tarima...... al final no sabria si estabamos en clase de gimnasia.....por utilizar terminos acordes con la idea... y sólo falta que nos contestaran !si señor! ! a sus ordenes señor! y es que mientras no se planteen seriamente conseuar la educacion. y hacer algo serio, estudiado, consultado a la base(los profesores) etc..etc.... este pais terminara lleno de analfabetos funcionales.
Un abrazo.
Si me lo permites, te apludo sin parar.
Asi es.
Besos.
para todo siempre hay el que cree que de una leche lo arreglaría todo, sin embargo siempre he creído que se trata de un problema que tiene que ver con la violencia propia de la sociedad y que no puede remitir jamás si no remite esta
extensamente, has escrito una gran verdad
Creo que Antena 3 prepara un programa, 'Curso del 63' o algo así, en el que se recrea un internado de la época, con sus castigos propios.
Veremos.
Interesantísima tu experiencia, como siempre.
Un bexo
Los alumnos de hoy serán más descarados y agresivos, pero eso es prueba no sólo de problemas de hoy sino del fracaso de la educación de sus padres -y hasta de sus abuelos- pertenecientes a épocas mucho menos tolerantes.
Eres mi ministro de educación particular.
Besos
Hola Ybris. Ayer me recomendó Merce (Filoabpuerto), pasarme por aquí a razón de un post que puse yo sobre este tema, desde mi humilde visión de madre de dos criaturas. Te conozco de verte donde Paquita (LaLoc@) y donde Inma (LaMima), y es que al final por A o por B, el mundo de la blogosfera nos une a todos.
Tu texto es bien bueno, bien clarito y bien explicado.
Un saludo, nos seguimos leyendo.
Se nota que conoces el mundo docente...
estoy contigo, uno de los principales problemas radica en el seno de la familia... la NO CORRECTA educación en casa... siempre he dicho que el respeto se gana, no se impone... y que se va a un colegio, a una escuela, a una universidad, líbremente... el centro no te obliga a ir... por tanto hay ser responsables y saber mirar más allá...
un abrazo.. maestro.
Un abrazo. Marea@
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ybris, estoy totalmente de acuerdo con lo que señalas, creo que tu análisis es certero en lo afirmado, también creo que lo que dices en los tres últimos párrafos de tu exposición es una de las piedras angulares del problema, pero también creo que sería bueno y oportuno profundizar en lo que es la estructura educativa (contenidos, metodología, recursos y práctica), no sé qué tal quedaría la cosa.
Igualmente creo que la creación o destrucción de puestos de trabajo (expectativas) tiene que ver con una estructura y cocepción (tal vez hipnótica) productivo-económica y sociológica que convendría revisar en profundidad, pero claro, al llegar ahí, con los intereses privados (poder y privilegios de unos pocos en detrimento del resto) hemos topado.
Creo que no sólo el sistema educativo debería ser reconvertido, sino que todo el sistema (con todos sus macrosistemas, mesosistemas, exosistemas y microsistemas) debería "cambiar el núcleo de la supervivencia y convivencia"...
...es lo que creo ybris, pero puede que esté equivocado, al fin y al cabo es una teoría (o hipótesis) más desde la observación y la convicción personal, pero ponerlo en práctica es mucho más difícil (me resisto a utilizar el término imposible porque, a pesar de ser un pesimista declarado, sigo creyendo que lo que puede ser pensado puede ser realizado, la cuestión está en el quién y en el cuándo).
Me ha reconfortado leer lo que has escrito, tu lucidez es un referente para mí en este deambular de la vida del coro al caño y del caño al coro...no sé si como decía León Felipe, para terminar afirmando: "Pero coño, si no sabemos dónde estamos".
Un abrazo.
Quien ha eliminado la entrada anterior he sido yo para corregir una de mis torpezas...perdón.
Siempre he admirado a los que se dedican a las tareas docentes, tal vez sea porque me parece algo muy, muy difícil, dado que en las aulas hay muchos alumnos y cada uno es de su padre y de su madre, yo sería incapaz, además mi autoridad es totalmente nula, lo comprobé en una sustitución de una tarde que hice como favor a una amiga maestra, los niños eran de 4 y 5 años, y me tomaron el pelo de mala manera. Para mí la autoridad es un misterio, lo lleva la persona dentro, hay profesores que no necesitan ni siquiera hablar y mucho menos mostrarse agresivos para que todos, o casi todos los alumnos, les respeten.
Mi respeto y admiración a ti y a todos los que se dedican a la enseñanza, sobre todo a los que lo hacen por vocación.
Un fuerte abrazo, Ybris.
Cada vez que leo una de tus memorias como maestro mi admiración crece hacia la gente como vos, que hizo de su vocación algo grande.
Tal vez porque mi madre ha sido maestra y te leo a vos y la escucho a ella y me resulta familiar, tal vez porque yo misma he sido maestra y aunque dejé las aulas, llevo por dentro huellas de esa vocación...
Deberías escribir un libro con todo lo que has aprendido en tus años de maestro, muchos educadores están perdidos en las aulas por falta de modelos, y con todo mi respeto, creo que vos sos un modelo a seguir Ybris.
Un abrazo.
Ybris
está muy interesante, todo este tumulto de emociones y razonamientos que has expulsado en esta entrada, (imagino que te ha liberado en algo)
mientras te leía, veía tu interés de abonar en tus estudiantes, tu interes de que aprendieran y se superaran,
pero a la vez, me decía (a mi misma) que la disciplina se aprende en el hogar, no en el salón de clases,
que la escuela está para aprender y nutrir lo intelectual,
y que existen algunas escuelas que brindan talleres y otro tipo de disciplinas y formación con el aval de los padres,
si yo fuese maestra, mantendría siempre el límite del respeto, y la cordialidad entre los alumnos, no brindaría confianza, me limitaría a lo propio, al deber de brindar unos conocimientos,
a nivel intelectual en un ambiente de respeto.
Mi madre me dice, que las escuelas de antes, no son como las de ahora,
y yo pienso,
que las disciplinas en el hogar
ya no son como las de antes,
digamos que los padres de antes
y las madres estaban en el hogar
educando,
disciplinando
hoy día
(lamentable)
ya no hay tiempo
ni para verse las caras,
en el hogar,
se ha perdido eso Ybris
se ha perdido
la formación del hogar,
la educación que tiene que aflorar en el hogar,
vale decir que hay padres adinerados que pagan, porque maestros le eduquen a sus hijos en algo mas, de lo intelectual,
Un beso.
Siempre he creído, como profesora y persona, en la autoridad moral por encima de la autoridad por la fuerza.
La fuerza no lleva a nada, el diálogo lo es todo, pero un diálogo donde el alumno comprenda en qué lugar está, donde se sienta en libertad para dar su opinión y tenga claro que, si es necesario, se le dará la razón. Y que si no la tiene, debe compensar las malas acciones.
El pensamiento es lo que se prima, no la sanción. Besos.
Los padres de antes no estaban en el hogar. La imagen del padre, ciertamente, siempre ha sido la de la ausencia. ¿O alguno de más de treinta tenía a su padre todo el día con él? (Salvo que la madre hubiera fallecido o que se hubieran separado y él se hubiera quedado con los hijos, cosa harto improbable, pero que se daba: yo conozco un caso. Uno solo, por supuesto, entre los cientos de padres de cuatro días al mes).
La madre, generalmente, sí estaba en el hogar. A su propia costa.
Yo no sé por qué, pero cada vez que se habla de este tema, al final las culpables somos las mujeres. Que no nos hemos quedado en casa para cuidar de nuestros hijos. Como si los hijos no fueran del hombre, oiga.
Ybris excelente reflexión.
He rozado ese mundo educativo y reconozco que a partir de ciertas edades me causaban cierto pánico, precisamente por esa relación de igualdad entre profesor-alumno y que en ocasiones trasgredía el llamado respeto.
Bien es cierto que quien debe acudir a clase por obligación, por ley, para aprender lo que no le interesa, ni le servirá para nada, sería mucho mejor que se le ofrecieran otros medios, también es cierto que muchos de nuestros adolescentes carecen de horizontes y de los llamados valores, no sé si eso pertenecería ya a otro tema, posiblemente... pero la educación no tan sólo atañe a las aulas sino a todo el entorno de esos jóvenes.
un abrazo
Amigo, siempre te muestras de una lucidez sin fisuras, el análisis es el correcto, pero quien al final impone orden es el de las dos hostias a X. Jeje. El problema es peliagudo, la solución está en manos de todos.
Salud.
Comparto tus palabras, y sobre todo, las finales, me han traído a la mente el comentario de un padre con oficio de hurgador, al responder a la consulta de por qué su niño en edad escolar lo acompañaba y no estaba en el colegio a esas horas.
El simplemente respondió: "mi hijo no precisa que le enseñen que se tiene que duchar todos los días ni que países existen en el mundo, él tiene que aprender a ganarse la vida".
Quizás en sus cortas palabras lo que estaba reclamando era que en el colegio se le enseñara más práctica y no tanta teoría, la cual a él no le había servido para avanzar en la vida, no?.
Magnífico querido.
Me parece una idea estupenda que alguien cercano a la docencia reflexione como tú haces aquí sobre un tema tan actual y al que tantas vueltas estamos dando.
Porque todos sabemos que se ha fracasado pero ¿quien?¿como?, pues quien va a ser: todos. La sociedad que hemos creado y en la que, nos guste o no, todos participamos.
hola Ybris, como habrás podido notar ando con poco tiempo últimamente.
El otro día me acordaba de ti al ver este tema en el prime time del telediario.
Me fastidia mucho cuando escucho decir que hace falta autoridad en las aulas y luego ves como se comportan los que si han recibido esa supuesta autoridad (¿quién es más delincuente el que roba una chupa en el Carrefour o el que "no paga" un traje de 2000€?)
No se, yo creo que para un buen profesor es un reto ser profesor de todos.
Tú Ybris has superado ese reto.
Querido, admirado,Ybris. Desde las distancia que nos tenemos en años docentes (yo sólo he estado 20 y ahora rebusco trabajo) y vitales quiero aplaudirte con todo mi ser.Cada coma,cada argumento,cada sílaba de tu texto me parece absoluta,total,incondicionalmente suscribible. El otro día tuve problemas con algún excompañero por no aplaudir lo dicho por doña Esperanza respecto a la autoridad de los profesores. Ahora te leo y respiro hondo. Si alguien de tu sabiduría lo ve así,algo de razón tengo.También yo he sometido mi frágil autoestima a diarios y anónimos,he estado-estoy dispuesta a aprender y he suplido fuerzafísica y grito por astucia,y sentido común (decía mi abuela que era el menos común de todos los sentidos. No es fácil.Me hundo con frecuencia...Pero estoy harta de los discursos en los que el joven actual parece un vándalo frente a unos angelitos de otras décadas que no conocí y, desde luego,coincido contigo en que el problema no está en las aulas y que hay muchas,muchas cosas que solucionar fuera.
Me enrollé.
Que gracias Ybris,muchas gracias por tus lecciones
Un abrazo admirado.
Difícil problema. Educación, disciplina, autoridad. A veces son términos que pueden llegarse a contradecir.
Demasiado largo para mi gusto, aunque el tema es, desde luego, apasionante.
A veces no sé si tus reflexiones son pensamientos en voz alta o una invitación extraordinaria la debate.
Si pudiera te interpelaría desde mi faceta de formadora "profesional-laboral" y te rogaría que no olvidases las escuelas taller, la garantía social, los cursos de formación ocupacional, etc...
Es cierto que la formación reglada no atiende a las necesidades de ese océano laboral que sugieres, pero no es exclusiva ni excluyente.
NO voy a debatir, aunque me encantaría.
MI beso trasgresor.
Olimpia.
......que gran razon amigo.
Entre varias cosas que me llaman la atencion, estan las "dos perlas" que recuerdas :) son geniales !!!! o terribles.....
Y, es una lastima, que los adolecentes no sepan ver el pragmatismo de lo que les enseñan en la escuela, sino, muxos cambiarian de acitutd.
Y respecto a los actuales y viejos problemas en la educacion...que decir.... no es nada nuevo lo que hoy pasa, hay que saber buscar los fondos, analizarlos e intentar solucionarlos o mejorarlos. Pero claro...como cambiamos la politica educacional del pais? la economica? y mas si solo tenemos personas que buscan el interes propio, su bolsillo y a los demas nos ponen una sonrisa y les votamos (encima creeran que nos engañan como si borregos fueramos....) en fin...
Me ha gustado muxo tu reflexion tan coherente amigo.
Un Abrazo
no puedo estar más de acuerdo contigo, Ybris (y he sido maestra durante diez años). la falta de perspectivas reales en la vida es terreno abonado para la agresividad en los malheridos.
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