Equinoccio
No sería justo dejar pasar la ocasión de lanzar de nuevo palabras como brazos a quienes –ahora sí- usan en todo el mundo la misma palabra que iguala las noches a los días.
Pero no del mismo modo: mientras aquí se nos crecen las noches y los ojos se nos llenan de hojas caídas y de nostalgias de amistades al calor de la lumbre, allí los días imponen su costumbre de brotes y flores nuevas con deseos, quizás, de soles tibios, amistades de ropas más ligeras y frutos largamente ansiados.
En mi trabajo (colegio con más del 80% de emigrantes o hijos de emigrantes) es ya habitual el trato con personas de distantes idiomas y distantes dejes de mi mismo idioma. Ya no extrañan exóticos lenguajes ni variadísimos rasgos en rostros habituales ni tener que rellenar listas con nombres imposibles transcritos de lejanas grafías o imaginativas mentes. Y , sin embargo y a pesar de todo, esa cercanía real de lo lejano en el trabajo diario nada es comparada con la misteriosa cercanía de la extraña y consoladora amistad del juego de letras que inundan escritos y comentarios en los blogs.
Todos lo entendéis: escribo –me escribo- ahora como voz amiga desde este incipiente otoño madrileño hasta toda una gama de comienzos que a veces elevan y otras veces pesan. Porque los cuerpos son como los espíritus que los cobijan: animosos de irreprimible entusiasmo o con ojos cargados por el plomo del cansancio según el paisaje que ven o el que otros les dibujan.
Quienes desde aquí pasamos por el equilibrio de noches y días bebiendo la nostalgia del otoño y del árbol que araña con sus ramas desnudas el cielo ceniciento sentimos la extraña sensación de dar la mano a los que tan cerca pasan desde lejanos sitios con la marcha opuesta de salir del frío hacia las flores.
Dije entonces que al sur le debía el abrazo más largo que jamás soñara.
Hoy, agradecido, lo repito.
13 Comments:
"No sería justo dejar pasar la ocasión de lanzar de nuevo palabras como brazos a quienes –ahora sí- usan en todo el mundo la misma palabra que iguala las noches a los días...Esa cercanía real de lo lejano en el trabajo diario nada es comparada con la misteriosa cercanía de la extraña y consoladora amistad del juego de letras que inundan escritos y comentarios en los blogs...Debía el abrazo más largo que jamás soñara.
Hoy, agradecido, lo repito. "
En casa no hay relojes, y tampoco brújulas. Lo que sí hay en la casa de mi alma, es un rincón con alarma, que es mi cómplice y me recuerda siempre que, si hay algo de lo que no puedo olvidar a cada momento es agradecerles a aquellas personas que amo, por todo lo que me regalan tanto sin que yo se lo pida.
Me gusta el otoño, Ybris.
Leerte me llena los ojos de colores.
Gracias, a vos, por abrirme la puerta detu casa; y a la cual quiero entrar despojada de de impurezas.
Un abrazo muy, muy largo, para vos.
In.
..."la extraña sensación de dar la mano a los que tan cerca pasan desde lejanos sitios"... la enorme compañía que ayuda a compartir el sentimiento. la palmada en la espalda, y unos ojos que sin mirar nos ven y nos comprenden.
Mientras empiezan a caer las hojas, disfruto viniendo a respirar el aire poético de este equinoccio. Y de aquel solsticio...
estamos fácticamente solos y cibernéticamente acompañados.
algo así?
Qué cosa mas bonita has escrito Ybris, ya sé que no es novedad para mi venir a leerte y quedarme maravillada luego, pero hay que ver lo bien que uno se siente esta mañana de flores como vos decís y de sol cargado en el cielo, al abrir la ventana, caminar unos pasos y encontrarme con tu abrazo de otoño.
Gracias por esa mirada tuya siempre dispuesta a rescatar lo bello.
Besos y abrazos.
pasan desde lejanos sitios con la marcha opuesta de salir del frío hacia las flores:-)))
Buenas noches querido amigo, vengo a ofrecerme para llevar su abrazo al sur, ya que tengo que ir a hacer una recogida a un barrio de Buenos Aires.
Como siempre me ha encantado su forma de escribir; podría citar tantas frases de su escrito que, al final sería una tontería hacerlo, sería más lógico remitirme a lo que ha dicho hoy y tantas otras veces. Serán someras sus raíces, pero con las flores que da su planta nos engalanamos uno las solapas y otras el pelo para pasear por este mundo de "amigos invisibles brillando a todas las distancias de los dos hemisferios" (al final no he podido resistirme) Buenas noches.
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Leí en su día aquel otro equinocio y como hoy me sumo a esa visión de cercanía, donde las distancias no existen y agradezco tus palabras.
Mi abrazo se ubica algo más al norte.
(Leí las "ganas" de tener "ganas", no debí explicarme, pero también entendí, esa sensación de ausencia y de motivación)
Siempre nos faltarán las palabras, el espacio y el tiempo, lástima.
Olimpia.
Ayer he pasado, hoy vuelvo, recorro el junio del solsticio, y nada, me queda la sensaciòn de que el abrazo largo ya nos lo hemos dado, que eramos tan reales como aquel que me he cruzado en la esquina hace un momento.
Y te vuelvo a abrazar con esta preciosa primavera.
Va un beso, ademàs:)amigo Ybris.
Bello. Muy bello.
No sé beber de esa nostalgia otoñal de la que hablas... se me atraganta :(
No existe distancia en la lejanía con una buena amistad que te cuida cada dia.
Muchas gracias por tu apoyo a Tarí.
Un abrazo.
bohemiamar.
y, si me lo permites, me uno a ese abrazo equinocial!
Así es, al otro lado no está el otro, sino los brazos que alcanzan a los tuyos.
Has demostrado que la distancia es una sóla, como el tiempo que aunque dispar puede ser único.
Pero volviendo la vista también encuentro todos los dobleces que ambas cosas pueden dejarnos.
Olimpia.
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