11.4.07

Carpetovetónico


Le llamábamos el Carpetovetónico por más que su nombre verdadero fuese Vicente. Anclado en recias convicciones del más rancio tradicionalismo, estaba construido -como el perro de presa con respecto a su entrenador- sobre la base de una fidelidad inquebrantable al “Generalísmo” que era para él cifra de toda santidad y valor a la par que compendio de todas las virtudes.

Tan honda convicción no podía edificarse sino sobre la certeza de que un complot judeo-masónico internacional había cegado al resto de la humanidad que no comulgaba con sus creencias para no ver la evidencia de la justicia del “Glorioso Alzamiento Nacional” y la abominable maldad sin matices de todo el rojerío cuyo único destino debía ser de inmisericorde eliminación.

Suscrito a “Fuerza Nueva” y apasionado lector de “El Alcázar” no se le conocían otras lecturas que pudieran iluminar con un destello de razón o ni siquiera de duda tan firmes creencias.

Cuando yo coincidí con él a finales de los sesenta estaba ya refugiado junto con otro de los profesores en el bunker de su cerrazón sin que el paso de los años hubiera hecho mella en su acorazado espíritu. Su único discurso era el de la “mano dura” contra alumnos remolones, contra profesores díscolos, contra desafectos al régimen, contra potencias extranjeras,… contra todo lo que pudiera suponer un infiltración ajena a las esencias que cimentaban su mundo.

Y, sin embargo, ese indescriptible y ciego atrincheramiento con respecto a la amenaza distante de tan gran caterva de enemigos como la moderna impiedad iba acumulando no era incompatible con cierta amabilidad con la que respondía afablemente y sin excesiva ira a todas las bromas que los jóvenes le gastábamos.

Habida cuenta de que aún no había perdonado a los franceses los fusilamientos de 1808 ni a los ingleses la derrota infligida a la Armada Invencible ni a los portugueses lo de Aljubarrota ni a alemanes o italianos su olvido de Hitler o Mussolini ni a la América Latina su emancipación del imperio español ni al resto de la humanidad el no ser españoles y, encima, en muchos casos, tener gran cantidad de negros, protestantes, moros, o lenguajes incomprensibles no es de extrañar su monocorde comentario ante cualquier reconocimiento que se hiciera de las bellezas o logros de cualquier otro país: “Sois unos papanatas –aseguraba- Eso lo hay en cualquier esquina de mi pueblo o en cualquier paisaje de por aquí. Esas cosas pasan por abrir la mano al turismo y permitir que el bikini se adueñe de nuestras playas”.

Naturalmente nos divertíamos -y nos vengábamos subrepticiamente- manteniendo en su presencia conversaciones escabrosas y ensalzamientos varios de paisajes extranjeros: la belleza de los Alpes, la grandiosidad de los Highlands escoceses, la profundidad del Baikal, la inmensidad de la selva amazónica… Hasta que saltaba como un resorte : “A mi pueblo os llevaba yo (era leonés del áspero norte cercano a los Picos de Europa) para que vierais paisajes de verdad” A lo que nosotros siempre asentíamos pero trasladando el tema a los Pirineos catalanes o a las montañas vascas ensalzando de paso sus idiomas. “¿Cómo que idiomas? ¡Dialectos, dialectos! Aquí todo el mundo a hablar español. ¿A qué viene querer llamar la atención con esa basura cuando tenemos un idioma nacional?

Hace ya años que el tiempo implacable le libró de “todo este disparate democrático de partidos y de odioso ateísmo” con el que nunca comulgó.

Y me sorprendo a mí mismo dibujando en su rostro imperturbable un enorme gesto de estupor ante el silencio con que el fin de la vida le habrá descubierto lo lleno de extranjeros que está el más allá.

26 Comments:

Blogger Chalá perdía said...

Aunque sigo de vacaciones hoy que he estado desvelada vuelvo al reencuentro mañanero contigo y me sorprende acordarme al leerte (por contraposición) de otro leonés al que escuchamos ayer. Es Gonzalo Anaya, a sus 92 años nos habló de su experiencia y de lo que a sus años a aprendido sobre lo que es enseñar. Sólo te digo que te habría encantado escucharle. Seguro.
Muchos besos.

11/4/07 7:23 a. m.  
Blogger Caminante said...

Parece mentira pero la vida diaria nos demuestra una vez y otra y otra que existe gente así, gente que hasta puede parecer culta, que crees cultivada, y sin embargo, son cerriles, anclados en un punto fijo del que no quieren moverse ... del que no quieren moverse porque guardan un equilibrio inestable y cualquier movimiento les tumbaría.
UN BESO y buen día. PAQUITA

11/4/07 9:35 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

uff, esta mañana no me dejaba el sistema comentarte.

A veces poco importa no conocer a una persona personalmente para saber que posee las virtudes de las que nos hablo Anaya, tus palabras son tan nobles como las de este viejo maestro.

Al personaje de tus recuerdos no le habría venido nada mal aprender…Solidaridad, tolerancia y respeto.

Salud amigo.

P.D. te lo pego como anonima, continua sin dejarme.

11/4/07 11:00 a. m.  
Blogger Fernando said...

Cada cual que caiga en la verdad que su mente le pida...yo asumo que mi verdad no encierra todas, pero creo que pensar en la mayoría sin dogmatismos me acerca más que a la de esos bárbaros del dogmatismo del color que sea...un abrazo amigo.

11/4/07 2:31 p. m.  
Blogger Coblenza said...

Uff, yo lo entiendo mal así. No puedo con la horrorosa obligación de darle cabida a un dialecto. Yo lo comprendo. Pero no lo atajo al extremo.
Un beso.

11/4/07 3:03 p. m.  
Blogger Carz said...

La tragicomedia de la vida comprende multitud de historias. Si repaso a algunos de mis profesores de la infancia que se ceñían al estereotipo carpetovetónico, no puedo dejar de encontrar en ellos a personas amables y que aceptaban que un chaval de 12 años se declarara ateo y comunista. No les gustaba, pero a lo más que llegaban era a intentar convencerme con sus razones que me resultaban tan incongruentes como a ellos las mías. Cuando llegó la constitución, a una profesora le espeté que al día siguiente le traería una carta de mi padre por la que, amparado en no recuerdo que artículo, me eximiría de las clases de religión. Doña Emilia (que así se llamaba la pobre señora) no pudo más que ponerse a llorar, porque ella no esperaba eso de mí. Y me dio tanta pena que me olvidé del asunto de la carta y seguí estudiando las sagradas escrituras.

Pasados unos años fui a un museo con mi padre en el que se guardaba una estatua ecuestre del dictador, y mi padre no pudo más que exclamar: deberían fundir la estatua de ese cabrón, a lo que yo le respondí que era parte de la historia. Mi padre, con una habilidad innata para pronunciar frases inapelables, me respondió: Para ti es historia, pero para mí es tragedia. Y, como de costumbre, tenía razón.

Y ese dogmatismo que dividió al país fue tragedia para ambos bandos, porque todo el dogmatismo es trágico, pero es tan cómodo que a muchas personas les compensa.

Pero el dogmatismo anda impregnando todos las facetas de la vida cotidiana; tan sólo hace falta un poco de reflexión para encontrar en uno mismo concepciones dogmáticas.

Y como respuesta a los dogmatismos que sostengo y me sostienen y que aún no he conseguido hacer conscientes, me digo:
"Carz, tú, con tu ignorancia, eres el carpetovetónico del futuro".

11/4/07 6:04 p. m.  
Blogger Patricia Angulo said...

Eso de imaginarlo rodeado de extranjeros y odiosos ateos y democráticos ciudadanos, es otra de tus venganzas contra el pobre e insoportable Cerpetovetónico, por Dios cómo lo llamaban!!!!!

Genial este relato, imperdible!

"El búnker de su cerrazón", eso me ha parecido brillante, cuánta gente termina así...

Un abrazo

11/4/07 8:38 p. m.  
Blogger UMA said...

Me pregunto a veces por què la gente se regala vidas desdichadas, asì se me hace la vida de unos cuantos.
Hay muchas formas de decir las cosas, a mi me encanta tu especial forma.
Un abrazo, Ybris.

11/4/07 9:10 p. m.  
Blogger Enrique Sabaté said...

Tantos siguen instalados en sus asientos de absoluta certeza; que al repasar nuestra reciente historia todos aquellos nostálgicos del imperio hacia el destino en lo universal no dejan de ser un testimonio tragicómico de la idiosincracia ibérica. Paternalistas hasta la médula, convencidos de su papel en la salvaguardia de unos valores que resultaron ser una mentira. Y una mentira que costó sangre y muchas lágrimas vertidas, mucho dolor a un pueblo que sólo quiso sacudirse el yugo de las oligarquías y los caciques ultramontanos; aquellos que atisbaron un minúsculo retazo de libertad coartada desde el primer día por furibundos interpretes de la fe más rancia; aquellos que obligaron a decir en su día: vivan las cadenas y que hoy vuelven a hacerlo. Y admiten a las otras razas pero sólo en su papel de modernos esclavos. Sacudámonos de una vez todos los yugos que intentan cercenar nuestra libertad en nombre de absolutos y verdades que hay que creer a pies juntillas y abrazar sus consignas abarrotadas de muerte y condena.
A veces hasta suelen tener un lado amable, lo que los hace más peligrosos todavía.

Salud.

Me gusta leer lo que escribes ya sea prosa o verso.

KIke.

11/4/07 9:19 p. m.  
Blogger botas de agua said...

Me enmudece tu forma de escribir. Y sin embargo, los carpetovetónicos que me rodean me dan ganas de gritar.

11/4/07 9:34 p. m.  
Blogger Isabel Barceló Chico said...

Genial, ybris. Has descrito con maestría un "género" bastante abundante en la época. Y lo cierto, por mucho que lo llamarais entonces Carpetovetónico, es que aún hoy en día no desentonaría demasiado en nuestra España. Menos mal que el pobre se ha muerto sin verla rota... ¿Crees que a todo el mundo le pasará lo mismo? Quiero decir, tener que morirse para abrir los ojos? Besitos.

11/4/07 10:47 p. m.  
Blogger . said...

Y siguen habiendo muchos carpetovetónicos.
Un abrazo amigo Ybris.

11/4/07 11:53 p. m.  
Blogger Maitena said...

hoy parece que bloger esta mas condescendiente y si me deja que te desee un buen día y te de un abrazo.

12/4/07 6:48 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hago recuento de los que entonces hacían gala de esa fidelidad y me faltan dedos en las manos... Y es bien cierto que muchos le ponían una sonrisa en ocasiones, como entendiendo que lo suyo era un virus pero debían propagarlo. Y que eran los primeros en adquirir unos buenos anteojos para ver los bikinis en las playas. Confío en que se los haya llevado al más allá para poder leer algún que otro blog.

Un abrazo, maestro.

12/4/07 9:54 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Igual se juntó con el General y está en la gloria.
Un saludo

12/4/07 10:30 a. m.  
Blogger Chalá perdía said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

12/4/07 10:49 a. m.  
Blogger Chalá perdía said...

Este Carpetovetónico está vivo y tiene derecho a voto y le votan unas 40 personas más, es de fa-lan-ge y antes lo fue de españa 2oo0. Hoy ha aparecido nuestra sede con pintandas de su estilo preferido. Mira lo que dice:

El candidato a la alcaldía de (Idiotas por P), Periquillo el de las Orejas., calificó como de “grave error” del Ayuntamiento el colaborar en las III Jornadas por la III Republica, organizadas por EUPV.
Idiotas. por P. lamentó cualquier tipo de colaboración del Ayuntamiento, “más allá de la cesión estrictamente legal de locales municipales para estos eventos”.

El candidato de Idiotas.por P., propuso abandonar las políticas de confrontación por las de construcción, “es decir se trata de resolver los problemas de la gente de la calle y sellar definitivamente la historia de España sin vencedores ni vencidos y sin buenos ni malos”.

Me han encantado las respuesta a este post, geniales carz, sabaté...todos (buena gente por aqui)

Maquillo la información porque este tipejo es experto en fondear el mundo internauta buscando carnaza sobre la que demostrar su tontura.

12/4/07 11:00 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

No te fíes Ybris, los Carpetovetónicos siguen entre nosotros, no se han ido, están en el PP sudando sangre roja y amarilla, duermen envueltos en banderas preconstitucionales, ladran como perros rabiosos en las manifestaciones, van a comulgar los domingos, sus señoras les limpian los zapatos, sus amantes disfrutan de un pequeño apartamento en el extrarradio, vitorean al Real Madrid, odian a los vascos, a los catalanes, su memoria histórica se limita a sus recuerdos de juventud con las camisas azules cantando el cara al sol. No te confíes amigo no lo hagas.

Cuando muera deseo ir al infierno que por lo menos estará repleto de izquierditas ateos liberales.

Un abrazo.

C.A. Makkkafu.

12/4/07 12:22 p. m.  
Blogger sb said...

no jodas, espero que este en un cielo particular lleno de angelotes arios, y que no de la paliza al resto de pobres personas ;)

12/4/07 12:36 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

me atrapa usted Ybris. Qué diría de manhattan su amigo español. Pero, tengo que reconcerle algo a este personaje suyo, una frivolidad de mi parte, es que el acento de los españoles me causa tanta gracia y ternura (y que no me escuche mi padre que se enoja conmigo) pero es que la voz de este niño al que quiero y su zzzz me transportan al jondo.

12/4/07 4:07 p. m.  
Blogger Badanita said...

Vengo a darte un abrazo y a pedirte que no te molestes por pasar poco.
Venir y no leerte me parece una falta de respeto- como ahora!
Pero vine a decirte que me gustaria tener mas tiempo para poder hacerlo.

Un abrazo :)
Andy

12/4/07 4:10 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

En el fondo, todos en su tiempo seremos un poco carpetovetónicos, bien por "h" bien por "b"; evidentemente cualquier tiempo pasado fue, lo que fue ;-) aunque a veces se confundan pasado y presente.

12/4/07 7:53 p. m.  
Blogger Lunarroja said...

Me encanta bucear entre tus historias, llenas de encanto y gotas de picardía.
Al final, casi siempre acabo con una sonrisa.

(Me ha encantado el nombre que le pusisteis a Vicente).

12/4/07 10:25 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Algún/a que otro/a carpetovetónico/a sufrí en mis años de instituto y universidad laboral. Por eso recuerdo con especial deleite y agradecimiento a aquellos profesores que se significaron con actitudes completamente contrarias y nos abrieron mundos diferentes, nuevos, espléndidos, ricos, y lo hicieron con tanto entusiasmo como esfuerzo (y a menudo riesgos: en los años setenta, los carpetovetónicos, que empezaban a olerse su extinción como especie dominante, se revolvían a veces con fiereza. Pero ya no importaba. A veces en sus caras vi ya asomarse esa estupefacción que seguramente Vicente habrá sentido tras cerrar los ojos.

P.D. ya te lo he comentado en el Pan. No veía tus últimos post. Tenía un vacío desde el día 2. No sé, me suceden fenómenos extraños.
Un beso.

13/4/07 10:14 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

siendo una palabra que a mi me encanta...es la que mejor los define, a los carpetovetónicos:-)

14/4/07 2:57 p. m.  
Blogger manuel_h said...

Su más allá estoy seguro que queda cerca de su pueblo, así que a lo mejor no hay tanto extranjero.

genial prosa, como siempre.

17/4/07 7:36 a. m.  

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