Leyes no escritas, 3: La ley del embudo
Inevitable, fatal e inexorable como la caída del agua por el sumidero.
Las cosas son así de sencillas: el camino del triunfo de esos pocos que definen lo que es o no es el bienestar de los demás pasa por meter en cintura o introducir por el aro a una hueste abigarrada de díscolos ciudadanos que querrían –faltaría más- comer, vivir y ganar como los de arriba.
Esos de arriba no son unos privilegiados –por supuesto- sino unos merecidos –así se nos presentan- disfrutadores del premio debido al esfuerzo que un día realizaron. Curiosamente ese premio se basa en tomar mejor y mayor parte de la tarta que entre todos hacemos. Lo cual viene a significar que de ocho horas que uno trabaja viene uno a dedicar unas seis horas a abanicar a sus excelencias.
No es esto posible, proclamamos todos, porque si no seríamos tontos. Pues bien, lo somos. Atraídos por la holgura, la comodidad y el placer de la boca ancha, acabamos hacinados, aplastados y fastidiados por la insospechada estrechez del conducto a lo largo del cual se nos alivia el bolsillo y se nos extrae la energía que el esforzado magnate necesita para vivir. Porque, no nos engañemos, como bien dice la popular sabiduría del chiste: “vivir, vivir sólo vive el prior; los demás residimos, moramos o habitamos”.
Una y mil veces caeremos en la trampa de esta ley: “Pasen, señores, pasen. Tomen su carrito y cojan cuanto gusten. Disfruten de ver, tocar, atesorar, comparar e imaginarse. Llenen sus carros como en la cueva de Alí Babá.”. Lo malo está en el recóndito y último lugar de la caja. Allí las colas, allí la desesperación por el producto sin etiquetar, por el mal marcado, por la falta de cambio, por la tarjeta que el lector no lee, por la alarma que suena… Pero no hay problema: el ingenuo consumidor ha caído ya en el vórtice que acaba en la estrechez de la salida del embudo.
Item más: “¿Quiere usted ganar con toda facilidad esto o aquello? Venga usted con nosotros”. Y, al pasar con ellos por el amplio y lujoso hall de entrada acabas en el hacinamiento del rollo publicitario en que se te hace ver que serás desgraciado si no compras una enciclopedia.
Y ¿qué decir de las espléndidas películas de televisión, de los amplios portales de Internet, de las magníficas ventajas de llevártelo hoy y pagar en comodísimos plazos? Cuando el placer de la introducción ha logrado encauzarte y disponerte para el goce aparecen las infinitas series de anuncios , las interminables llamadas al servicio técnico, la incesante búsqueda de asesoramiento, el tortuoso camino de la declaración, la imposible aplicación de la garantía, la torturadora senda del darse de baja.
No importa. Tan cierto como la efímera existencia de un caramelo a la puerta de un colegio todos, como borregos, pastaremos para acabar pasando por la estrecha puerta del redil.
Que en el fondo es lo único que importa.
33 Comments:
No se puede explicar mejor: parecemos borregos ¡dando de comer al amo!.
Caminamos por todo tan deprisa que no nos damos cuenta de la cantidad de cosas inútiles que están ocupando nuestro bolsillo...y nuestro tiempo.Ni siquiera somos capaces de ver nuestras propias limitaciones: gente que hipoteca toda su vida y que ayer, seguramente, se acostó más feliz que ni sé por un partido de fútbol (que dicho sea de paso han jugado unos chavales que ganan en un año lo que tú no conseguirás en tu vida). Yo creía que esto solo pasaba en otros tiempos.
Vivimos en una continua estafa consentida y, a veces, hasta somos conscientes de ello pero ¿y qué?
BORREGOS.
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Mi padre solía decir...el que tenga hambre que coma dos veces. contaba mi madre que cuando lo conoció era invierno y al preguntarle por que no llevaba calcetines contesto…hasta navidad no hace frió, y después ya vamos cara el verano.
Se asombraría de ver lo que el mundo ha cambiado, ni siquiera llego a tener televisión y su vehiculo mas importante fue una bicicleta,
La ley del embudo ya existía de alguna manera desde Adán y Eva siempre ha habido un ojo cínico que se ha apoderado del poder para hacernos circular en fila y sin salirnos hacia la parte estrecha del embudo que termina dejándonos encerrados y con el tapón puesto, en una botella para toda la vida,
En la parte ancha del embudo se queda la igualdad, la libertad y todas las tad
rojo, que eres un rojo masón :-)
qué verdad tan bien dicha,ybris!
Una ley imposible de demoler
porque todos luchan por poseerla!
Es así y al revelarnos parecemos
seres raros,sin querer somos
parte de la manda que nunca
imaginamos ser!
♥♥♥besos♥♥♥
somos borregos circulando en fila de a uno y sin mirar lo que tenemos alrededor.
no hay más que vernos estos días.
ayer fui a comprar huevos y no quedaban. hasta las estanterías de los flanes estaban vacías ¿para qué quiere la gente 20 flanes? ¡si se les van a caducar!
Y lo más triste es que la mayoría nos dejamos engañar una y otra vez, y cuando nos hartamos, en vez de enfrentarnos a ellos, nos encogemos, entramos por el aro, tiramos la toalla y les dejamos libre el camino para seguir haciendo de las suyas.
Lo has dicho estupendamente, "La ley del embudo". Hay que revelarse contra esto.
Un abrazo.
Llevo un rato leyendo tu magnífico blog. Personalmente, opino que tu elección de los temas y la forma de expresar las ideas es algo excelente.
Iba a felicitarte por ello, pero creo que (con tu permiso) me voy a felicitar a mí mismo por el hallazgo.
(bueno, en serio: enhorabuena por un blog extraordinario)
un fuerte abrazo.
¡qué bien expresas la cotidiana dificultad de vivir, Ybris! tantas veces, efectivamente, me he preguntado a mi misma el por qué de tanto borreguismo, el por qué de la no-revolución en masa, el por qué de la resignación. sin duda será por el universal lema contemporáneo: "¿lo quieres? ¡lo tienes!", y nos lo creemos, ilusos. pero a tu edad y la mía no tiene perdón de ningún dios
Y ocurre en todos los grupos humanos, desde la institución más compleja,hasta la más sencilla, desde la más distante hasta la más cercana.
Diariamente lucho, o lo intento,por estar atenta y no cerrar los ojos, y que los que me rodean, también los tengan abiertos.
"Es cansado, por eso al llegar la noche ella descansa a mi lado..." me gusta esa canción.
Siempre se puede hacer algo ¿verdad?
Siempre hay una salida.
Un abrazo.
Madre mía. Esto se merece un gran aplauso. Lo as descrito perfectamente. Llevo ya unos días leyendo tu blog y es completamente increíble. Me encanta la forma que tienes para describir las cosas. Ojalá todo el mundo tuviese esa facilidad para describir situaciones, nos iría a todos bastante mejor. En fín, un saludo.
Cuando tenía seis años, mi padre me apuntó al centro excursionista y me llevaba al monte con él todos los domingos.
Yo llevaba mi comida y mi cantimplora, y sabía que cuando se acabaran, se habrían acabado la comida y el agua hasta llegar a casa.
Cuando antes de llegar a la cima, le dije un día a mi padre que tenía hambre, él, con toda la dulzura y firmeza del mundo me dijo "¿Llevas comida en la mochila?"
Yo le dije, que sí, que llevaba, a lo que él me respondió, "Hambre que espera comer, no es hambre" y, naturalmente, seguimos el camino hacia la cumbre.
Eso, me enseñó a dosificar mis recursos, a tener por principio no pagar lo que considero un precio injusto, no comprar nunca nada a crédito, no ver programas que considero indignos, me enseñó a no tener necesidades que me hicieran pasar por el embudo.
Nunca podré agradecer lo suficiente a ese zapatero sin estudios, comunista e historiador autodidacta, las enseñanzas que me proporcionó. Y, sobre todo, no podré agradecerle que fuera mi mejor amigo, porque nunca me prohibió nada, sólo me daba consejos.
Un abrazo.
Un ejemplo sencillo: los celulares. Tienes que tener uno, no sólo eso, debe ser de los más caros porque no se tiene un télefono celular para comunicarse con otra persona, no. Además hay que cambiarlo cada año si quieres seguir siendo parte de la sociedad o pagarás el precio de ser juzgado como un perdedor porque un celular define tu valía. Y esto es sólo el celular...
Besos
Alba
Creo que no te has dejado ni un átomo de esta sensación de consumistas compulsivos que somos, por explicar con tan breves palabras.
Consumir, consumir, consumir...todos iguales, todos lo mismo...
Somos, como bien dices, borregos en un corral en el que vamos todos juntos para todo, y nos guiamos por el movimiento del cabecilla para hacer la copia exacta...
Estamos perdiendo nuestra propia personalidad...y puede que eso sea lo que quieren...
Besos
El triunfo,el dinero, el placer, el consumo... cuando una vida se asienta en estos cimientos...qué esperas!
es que el mundo consumista nos esta devorando....
Besos Ybris
Estoy muy cansada, Ybris, pero no quería irme a la cama sin antes darte un beso de buenas noches...
Dulces noches, maestro.
B.
Estamos en este mundo y no en otro, condicionados conciente e inconcientemente por miles de estìmulos a los que es muy difìcil estar ajenos, y màs aùn discriminarlos.
El tema radica en serse fiel, cada uno y a su medida y hasta que punto transar o no con lo que el sistema "nos da de comer".
Me gusta el confort, me gusta la tv satelital (tengo mas opciones para elegir), me gusta tener el dinero para poder acceder a la buena educaciòn de mis hijos, puedo comprar libros y cambiar mi computador cada tanto, el tema es què hago yo con eso, què valor y en què lugar pongo todo eso en mi escala, de què me nutro.
Sigo reflexionando, un beso Ybris.
El embudo y el hall a veces son una misma cosa. Pasaremos por el aro. Pero, una vez dentro, podemos carcajearnos mejor. A su costa.
Un (b)eso...
¿¿¿Tan tontos somos???, no creo...
Lo que ocurre es que el dejarse llevar es muy cómodo, y muchos avispaillos lo saben, el afán de tener, de ser el más...
Pero.... la tontería se nos quita de sopetón cuando nos encontramos con los agujeros del bolsillo, ahí el instinto de supervivencia sale a relucir y es cuando nos rebelamos contra lo implantado...
Un abrazo amigo. Marea@
Me has recordado al libro de la inteligencia fracasada de Marina, donde habla de la existencia de sociedades estúpidas (como la que tú describes), y la posibilidad de que las haya no estúpidas, de empezar a aprender a ser inteligentes.
Un beso fuerte
Excelente reflexión
Mi querido Ybris , que tienes razón como siempre y como siempre me quedo con la sensación despues de leerte que todos somos unos tontos del haba...que depre .
Besos
pobre Marx, si caminara por este mundo en esta epoca
gran abrazo
Si es que no tenemos medida. Siempre queremos más de todo.
Y claro, estos defectos de fábrica hay que aprovecharlos...
"las interminables llamadas al servicio técnico"
te venía leyendo con serenidad pero al leer esto casi estallo en risa y llanto a la vez :))
Creo que quien mejor vive es quien necesita menos cantidad de cosas para vivir, sin embargo estamos inmersos en un mundo donde la felicidad pareciera codearse con la cantidad desmesurada de cosas que se pueden adquirir.
Hay personas que ni en 5 vidas podrán usar todos los pares de zapatos que almacenan en el botinero o niños que no entran en sus cuartos por la cantidad de juguetes que tienen, paralelo a eso existe gente que anda descalza y niños cuyo juguete son cajas de cartón atadas con un hilo.
La desigualdad es de una crueldad infinita.
Ybris, gracias.
Besos.
... y mientras tanto estamos todos entretenidos dando poquita guerra, la menos posible, por favor, no vaya a ser que un día nos dé por pensar qué coño estamos haciendo con nuestra vida, con la de nuestros hijos, con la Tierra, y se desmorone la torre de naipes de esta inestable sociedad que nos habita.
La constricción del
cono del embudo
que aparece abajo
La amplitud del que se encuentra
arriba
Y todo cayendo
con saltos hacia arriba
con saltos
hacia arriba;
pero finalmente
todo cayendo.
Dejarse llevar es un vicio estúpido y tú lo has explicado muy bien.
Como dice Mima, vivimos en una estafa consentida.
Besos,
M
Yo confío en que uno llega a una edad en la que puede permitirse no pasar por el aro. En eso quiero estar, claro, y en eso me aplico.
¿Conseguirlo? No del todo, eso lo sé. Pero cada pequeña victoria es un escalón. Ya te contaré...
Mi querido amigo para nada estoy de acuerdo contigo. No somos ilustres borregos como tu nos defines, ni hay manos negras que muevan el mundo y a las gentes a su dictado. No hay manipulación en los medios de comunicación, ni estos están en la órbita del poder. Nos bastamos a nosotros mismos y todos y cada uno de nosotros sabemos lo que queremos y lo elegimos libremente. Nuestros votos son ponderados y no dirigidos por la publicidad ni las leyes del mercado. Cada uno de nosotros somos originales y no copias en papel carbón. Y no hay leyes del embudo si acaso leyes de Abundio que a todos nos acaban estrellando.
Vaya compañero, que tienes más razón que un santo. Eso no, que tú eres un rojo descreido. Y te aprecio.
Grande Ybris.
Son leyes que a casi nadie gustan pero que casi todos la aceptan.
Sera que tiene que ser asi?
Dolar.
Cuánta razón en este escrito y qué claramente que está expuesto. Ybris, no se ha dejado nada por repasar.
Y qué sensación más desagradable que le queda a uno cuando se niega a seguir esos dictados borreguiles y le miran como si fuera el malo de la película...
Alguien se preguntaba si todo esto tiene remedio, yo también me lo pregunto.
Feliz fin de semana, un beso.
Quizá...pero permíteme pensar que cada uno no es "cada cual"....que la diferencia no estriba en la anchura del embudo, ni en la porosidad o fluidez del mismo...déjame hacerlo...necesito descreer-me de todo, para poder dilapidarme a gusto.
Sí....pero a quién le importa?
Acabo de sajar mi lengua.
Mis besos "truncos".
Olimpia.
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