3.7.09
Siempre pierdo en el juego de la resignación
porque donde me aquieto acabo rebelándome
y donde digo paz hierve la sangre.
No sé por qué me obligo a estas cartas marcadas
de no saber callar sino mirando
ni de haber aprendido a guarecerme
tras párpados enfermos de innata transparencia.
Contengo la respiración y cuento.
Cuento hasta cien o hasta cien mil
o cuento la caída de las hojas
o el tiempo en que dilata su presencia
el lento movimiento de los astros.
Le pido a la raíz de dos o a pi
su oscura transcendencia
de periodicidades imposibles.
Todo es inútil.
Hay veces que hasta números sencillos
acaban explotando al infinito
divididos por cero.
Ese cero doliente del silencio culpable
con que se borra a tantos
incluso de su número más cierto:
aquel que los contó
el día en que nacieron.
24 Comments:
El juego de la rebeldía se pierde en la resignación. La aceptación es diferente...respirar hondo y no contar más que los rayos de sol ó las nubes que pasan sobre nuestra nariz.
Nada es inútil.
Buen fin de semana.
En matemática pura no sólo los sencillos acaban hasta el infinito al dividirlos por cero.
Comienzas con la lógica rebeldía, porque es lógica y necesaria y concluyes con otro fin indiscutible, el cero: el luto en los números, primos o no, que acabamos siendo.
Abrazos.
es bueno que ni el tiempo acabe con tu rebeldia...de ella nos nutrimos tus amigos...un abrazo
Maravilloso ese cero doliente. Infinitos aplausos rebeldes y mirones.
Un beso.
Claro, si te escondes detrás de un cristal te ven.
Besos
Ese cero doliente del silencio culpable
con que se borra a tantos
..................
LA RESIGNACIÓN, MUCHAS VECES, NOS ESTALLA EN LA CARA.
Besos. Paquita
Cuando la resignación no cuenta entre nuestro bagaje, las estrategias para intentarlo se desploman; incluso saber que no entramos en las cuentas universales, puede ser la más deliciosa de las liberaciones.
Aunque ¡cuanto nos duele a veces sabernos descontados!
Una sonrisa rebelde.
muchos besos
besos elevados a la enésima potencia
Uno dos y tres cuatro cinco seis, yo me calmaré, todos los veréis...
No funciona.
Hay que dejar de oponerse a la naturaleza de cada uno, sigue rebelándote, nos gusta.
Besos
Resignarse es convertirse en el cero que divide.
La resta más pura de esa operación siempre inacabada que somos nosotros mismos.
Larga vida a la rebeldía.
No se poque pero la rebeldía, siempre me callo muy simpatica.
Besos.
Buen finde querido amigo.
Es tarde y, para variar, no duermo.
Te leo. Casi siempre tu palabra me aquilata la vida.
Sé de mi rebeldía, pero no siempre puedo expresarla. Me ubico entonces lo más posible a la izquierda, allí donde ni los ceros valen nada.
Muchos besos, Ybris. Y gracias, nunca me cansaré de dártelas.
Feliz finde.
Es curioso, y contradictorio, con el tiempo uno acaba aprendiendo a resignarse, pero también a rebelarse, y cada vez más a rebelarse contra tanta mentira e injusticia.
No sé manejarme con el tiempo, quisiera que los días tuvieran 30 horas para poder dedicar esas seis, a visitar más a menudo mis lugares favoritos de este mundillo bloguero.
Espero terminar con esta vorágine en la que me hallo inmersa.
Hasta pronto, Ybris, un abrazo muy fuerte.
El cero pudiera ser el símbolo numérico del silencio, también del neutro, o de la indiferencia.
saludos.
Me he sentido identificado con todo lo que has dicho, pero sobre todo en eso de "donde digo paz hierve la sangre".
Aunque con los años trato de no dejar tanto al azar el resultado del juego de la resignación.
El -1 no se dejaba con su rebeldía hacer la raíz cuadrada, así le llamaron imaginario, quizás seamos eso, imaginarios en este difícil mundo que divide por cero a quien intenta escapar.
Besos soleados.
A veces no tengo muy claro, el cuando y hasta que punto, en la vida hay que resignarse, y aceptar lo que no se puede cambiar.
O rebelarse, ¿cuándo y cómo? el momento y la manera.
Saludos.
Lo último, la resignación. Creo que es de las actitudes culturales heredadas más "antihombre", "antifelicidad".
Un abrazo
Estremecedor ese final, cuando hasta nos borran de la lista de los vivos. Me gusta tu rebeldía. Un abrazo enorme.
nunca se me había ocurrido que cualquier número podía ser vencido por el número cero pero, por suerte, el cero no tiene nada que hacer contra la rebeldía bien alimentada...
Hay algo realmente trascendente en la rebeldía, y es que resulta ser el hecho que no te deja esclavizar ni perturbar el alma con la miseria de los demás, ni amedrentarte el que les seas extraño, ni confinarte a condicionamientos represivos.
Un abrazo.
Ay condenadas rebeldías que luchan con periodicidades!! y aún perdiendo siempre nos ganan.
Beso Imperdible.
Olimpia.
Publicar un comentario
<< Home