Estaba últimamente leyendo a Gamoneda:
“Pasan los cuerpos hacia la tortura y otros son ágiles en las posturas del amor, pero la sabiduría aumenta en cálices más profundos”
Comparaba con los primeros versos que me atrajeron de él:
“Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo”
Y me pregunto qué hace que unos versos se te escapen incomprensibles y otros te emocionen.
Me lo he vuelto a preguntar al hilo de la claridad de poemas de Ángel González que he leído de nuevo tras bastante tiempo.
Lo bueno que tiene el escribir en un blog es que –al menos para los clandestinos desconocidos como yo- no hay ningún impedimento en reconocer la propia ignorancia ni ninguna imagen que dibujar o mantener. Así que lo diré claramente: me encanta la poesía pero no entiendo la mitad de lo que leo.
Lo mismo podría decir de otras manifestaciones artísticas como la pintura y la escultura. Hay veces en que me siento estúpido viendo obras que no me dicen nada y pensando en qué es lo que se me escapa de lo que el autor quería expresar cuando hizo su obra.
Hay cosas que sí entiendo y me gustan.
Otras no las entiendo y también me gustan.
Algunas las entiendo y no me gustan.
Y muchísimas ni las entiendo ni me gustan.
Me encanta leer en Góngora la oscuridad y ritmo del verso “infame turba de nocturnas aves” o el tartamudeo de la experiencia mística de Juan de la Cruz: “un no sé qué que quedan balbuciendo” aún cuando no crea ni en los amores de Polifemo y Galatea ni en la religiosidad de Juan de Yepes.
Yo llegué muy tarde a la poesía de mano de ciertas experiencias que me la desbordaron. Cuando, además de intentar escribirla torpemente, intenté también leerla con profundidad a veces me debatía en reflexiones como esta:
“POÉTICA
Se fue quien yo quería.
Me quedo triste y solo.
¿Cómo hacer poesía?
¿Con qué hago rimar "solo"?
Entonces dejaré la rima consonante:
"Perdí mi fiel amigo. Tristeza ya es mi vida"
Empleo otras palabras para decir lo de antes.
Otro verso, otra rima: la misma poesía
Sigo en alejandrino a golpe de metáfora:
"Se fue mi luz del día, quedó mi flor marchita"
O el amigo es la luz y es una flor mi alma
o dejo en otra parte al menos una pista.
Pero si dejo pistas, por ejemplo en el título,
lo haremos más difícil: ¡Fuera luces y flores!
"Mariposa de ausencia contra mi triste círculo".
Quizás de esa manera parezca menos pobre.
Pero también se puede retirar casi todo
haciendo versos blancos e incluso sin medida.
Mas para que no piensen que escribo en plan beodo,
habré de rebuscar en las brumas oníricas:
Silencio de negra:
Asoman su estridor las cucarachas por la tinta de las esquelas
mientras los submarinos hienden el aliento
del contrapunto infinito con que el corazón emborrona el aura de la tarde.
Bajo la losa de mi estertor se me pudre el aire.”
Sé que uno es injusto seguramente con muchos oscurísimos poemas de grandes poetas. A alguno se puede llegar a pesar de la incomprensión tras conocer el porqué de su expresión.
Pero yo, a pesar de intentarlo incesantemente, tendré que reconocer humildemente que hay un montón de poesía que me resbala porque no entiendo nada en absoluto, y otra porque el tema me repatea.
Seguramente en muchos aspectos sigo siendo un ignorante.
Pero a veces me consuela saber que no caeré en la estupidez de darle –como ya pasó hace bastante tiempo- el premio de un concurso de pintura a una obra dibujada por un chimpancé. Me sentí entonces reconfortado en mi ignorancia y le dediqué esta tontería:
“¿Sabes? Le han dado el premio a un chimpancé.
Les llamó la atención su colorido,
pero no se acordaron
de preguntar por qué pintaba.
Y así ocurre acaso tantas veces.
Yo dibujo o escribo.
Si me sale con barbas San José
y si sale lampiño la Purísima.”
Quizás sea que prefiera que me llamen ignorante a que me llamen tonto.
Quizás sea porque en el fondo esté más que de acuerdo con mi querido Erasmo de Rotterdam en su “Elogio de la locura” (perdonad la asquerosa erudición, pero es que adoro el latín)
“Non mihi si linguae centum sint, oraque centum,
Ferrea vox, omnis fatuorum evolvere formas,
Omnes stultitiae percurrere nomina possim.”
“Por más que poseyera cien lenguas o cien bocas
o una voz férrea,
jamás podría desvelar las formas todas de los fatuos
o mencionar todos los nombres
de la estupidez”