Aquí un amigo
Con su habilidad característica Zenyzero (buena persona y excelente amigo) me pasa una invitación que no logro entender bien hasta que paso a su enlace de Miradas. Allí descubro que se trata de uno de esos juegos que se van pasando de blog a blog.
Más de una vez me he dicho que trataría de declinar amablemente cualquier invitación al juego en la que no me sintiera cómodo. Pero también debo ser sincero y reconocer que mi entrada aquí se realizó a través de un juego bien escondido en Ciudad de Sol destinado nada menos que a contestar a Neruda.
Se trata de completar una descripción propia en términos preestablecidos. En mi caso diré con brevedad:
TRABAJOS que tuve: Maestro
TRABAJOS que me gustaría tener: Maestro
CANCIONES favoritas: Txoria txori, de Mikel Laboa.
LIBROS favoritos: Los de poesía y ...
PROGRAMAS de TV que me gusta ver: Informe semanal.
SITIOS WEB que visito a diario: Todos mis enlaces y las páginas de los que me comentan.
LUGARES donde quisiera estar ahora: Un lugar sombreado y tranquilo con un horizonte amplio
LUGARES favoritos para ir de vacaciones: Un camping de montaña.
PLATOS que detesto: Ninguno
COMIDAS preferidas: Cualquiera
BEBIDAS favoritas: Agua y cerveza.
OLORES favoritos: Prácticamente no tengo olfato.
MASCOTAS que he tenido: Nunca tuve ninguna.
LUGARES donde he vivido: Madrid y Málaga.
POSIBLES primeras impresiones que causo: A quienes di la mano, siempre buena. No creo haber tenido nunca enemigos (al menos nunca he sabido de ellos) aunque mis opiniones no coincidieran con las suyas.
COSAS para las que estoy negado: Coser y planchar.
COSAS que colecciono: Diccionarios y miradas.
INVITACIONES para continuar la cadena: Me abstengo. Si a alguien le apetece...
Sin embargo, no es lo anterior lo que creo que pueda definirme, al menos en el ámbito en que aquí intento moverme. Me explico: Uno guarda fidelidad a ciertos blogs, o mejor, a ciertas personas que se comunican mediante blogs. De ellas te atrae la palabra y lo profundo que en ella se contiene. Como hago a menudo, me pierdo por enlaces que luego no sé volver a recorrer. Hoy, por ejemplo, he vuelto de algunos –ya pasados- en que se han suscitado confrontaciones sobre aspectos religiosos, políticos o de simple postura ante la vida. Y ahora me pregunto si acaso yo –para quien estos escritos son un modo de comunicación que la vida diaria no me permite- voy dejando suficientemente claro las convicciones que me permitan enlazar con visiones parecidas del espacio vital en que nos movemos. De mí dejaría claro –además de lo que ya llevo escrito en los pocos meses que llevo por aquí- lo siguiente:
Yo soy la duda. Pero nunca lo reconoceré ante aquel que jamás lo reconozca y se crea en lo cierto, porque sería como desnudarse ante aquél que jamás se te desnuda. Podré hablar con quien crea que nada hay que negar a la razón. Si alguien es razonable hablaremos de aquello que prefiera y si yo no lo sé le escucharé sin maltratar la duda que me alienta. Serán axiomas lo que son axiomas, los postulados serán postulados, deducción la deducción y será intuición la intuición.
Y como el mundo es mundo, así la vida es vida.
Nos fugaremos juntos –admitido esto- al espacio que quiera: al arte o al amor o incluso a Dios si reconoce que no es en absoluto necesario a no ser que lo llame poesía o sueño o música o viento o rebeldía. Y estoy dispuesto a hablar de milagros si admite que es un nombre sinónimo de azar.
Y no amenace con infierno alguno la claridad del sexo ni el lúcido fin de nuestra muerte. Y no toque jamás la libertad de vivir o morir altiva y dignamente. Si existe la verdad, muéstremelo
que yo le enseñaré la fuente de mis dudas.
Con estas ideas y con la mala conciencia que me crea la herida infligida a la humanidad por tanta injusta marginación como las estructuras socioeconómicas toleran o propician
¿Hará falta decir que no soy de derechas?
¿Hará falta decir que defiendo que nada puede estar por encima de las personas?
¿Hará falta decir que no creo que haya Dios ni patria ni rey ni leyes ni personas que puedan en su nombre exigir a los demás lo que el bien común no les exige?
¿Hará falta decir que desde aquí entrego a quien me lea la espada que me corte la mano que acaso pueda herirles?
¿Hará falta decir que soy asquerosamente parcial con aquellos de quienes me fío?